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Esta bien sentir dolor, sentir placer y sentir amor

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Esta bien sentir dolor, sentir placer y sentir amor.
Esta mal cuando ese amor se va, el placer desaparece y el dolor permanece intacto.

A la mayoría de la gente, el sentir amor es felicidad pura, sentir los brazos de la persona la cual amas mientras te susurra cosas lindas al oído.

—Vaya mierda.—habló el rubio mientras arrojaba el libro que estaba leyendo, sobresaltando por unos segundos al comisario que permanecía sentado frente al escritorio.

—hostia, me asustaste, ¿todo bien?

El menor asintió, recostándose en el sofá mientras escuchaba el largo suspiro que soltó el mayor antes de pararse y recoger el libro.

—vienes nada más a arrojar mis cosas.

—eso es una mierda, nose como lees eso

Retuvo la carcajada cuando observó el rostro de Greco serio.

Tal vez si amaba leer esas cosas cursis después de todo

-me gusta, ¿me lees?

El mayor atinó a sonreír, tomando el libro de las manos pálidas del rubio y acostándose junto a él.

-andas muy romántico, ¿de quien te enamoraste pequeño?

Gustabo sonrió antes de acercarse a dejar un tierno beso en los labios del mayor.

-De ti, siempre estaré enamorado de ti, ahora me vas a leer algo cursi y después dormiremos juntos y abrazados

El más alto sólo empezó a reír antes de abrir el libro y comenzar a leerle a su bonito niño rubio.

Estar enamorado es bonito Gustabo.—hablaba Greco mientras leía aquel párrafo que el menor leyó minutos atrás.

—Claro, y yo me haré una cresta como Horacio

Greco comenzó a reír, viendo al rubio sentarse nuevamente en el sofá y verle fijamente.

—¿puede darme un beso comisarió?

Este se quedó en silencio al ver como el menor no jugaba con esas palabras, parecía ser sincero con aquella petición.

—¿como?

Ahí estaba otra vez Gustabo García

Sonriendo y manipulando de a poco a la gente que le rodea.

—olvídelo comisario, era una broma.—soltó con una pequeña sonrisa antes de levantarse y caminar hasta la puerta.—iré a ver al comisario Volkov, tengo que hablar con él mientras espero a Horacio

Greco solo se mantuvo callado, observando como el rubio salía de su oficina.

Era extraño que una persona que no era agente del FBI, policía del CNP o algo similar anduviera por toda la comisaría sin que algún policía le dijera algo.

Y es que Gustabo, aunque tenía a Horacio trabajando de policía, no tenía porque estar allí, pero le gustaba, y se divertía haciendo chistes o poniendo nerviosos a los agentes y superintendente de allí.

—Volkov, ¿que tal estás?

La voz del rubios lo sacó de sus pensamientos, viéndole desde la puerta de su oficina mientras se acomodaba sus mechones rubios.

—Gustabo, pase.—habló mientras caminaba y cerraba la puerta de su oficina, viendo como el menor se movía por todo el lugar.—¿cómo estás?

Gustabo levantó sus hombros con indiferencia, sentándose por fin en el sofá de aquella oficina.

—Que buen sofá tiene usted aquí comisarió, está más blando que el de Greco y Conway pero más duro que el de Brown

Aquello hizo que el mayor alzara las cejas, ¿cuantas veces a estado en esas oficinas como para percatarse de eso?

—¿Necesita algo Gustabo?

Un suspiro salió de sus labios, recostándose en el sofá mientras era observado por el más alto.

—Comisario ruso, atractivo y sin pareja, ¿sería usted amable de dejar que un rubio como yo tome un descanso en este sofá tan cómodo mientras espera a su mejor amigo Horacio?

Aquello hizo reír al mayor, acercándose con cautela y agachándose para observar mejor al rubio recostado en el sofá, tranquilo y con sus ojos cerrados.

El bonito amarillo cubriendo cada parte de sus pestañas, ceja bien perfilada y con un pequeño corte en medio de esta, adornando junto a un arete en esta.

Su piel menos pálida que la del comisario haciendo notar sus mejillas sonrojadas por el calor que hacia ese día.

Olisqueando un poco el perfume que el menor portaba entre su cuello, tragando saliva al ver cual cercas estaba del menor.

—¿le gusta oler y observar a la gente ruski?

El susto que se llevó fue poco a los nervios que fueron en aumento cuando se quiso alejar, siendo retenido por las manos del menor sobre su camisa gris.

—Vamos comisario, ¿no quiere oler un poco más?

La sonrisa burlona que salía de sus labios hacía al mayor tragar saliva nervioso, asintiendo levemente mientras se acercaba un poco al cuello del menor.

—Sería una lástima que alguien más se acercara de la misma forma que usted lo hace Volkov.

—No...No debería dejar que alguien más se acerque Gustabo...

Hablaba nervioso, se trababa y su cuerpo solo iba actuando por impulso, sus mejillas tornándose rojas cuando su mano fue a dar a la mejilla del menor para verle directamente.

Lo quería, lo deseaba, anhelaba besar esos labios rojos y gruesos, mordidos por el propio Gustabo mientras sonreía con burla.

—¿Gustabo? ¿Gustabo estás aquí?

La voz de Horacio hizo que el cuerpo del mayor se alejara rápidamente de aquel lugar, tosiendo levemente antes de abrir la puerta y dejar pasar al alumno de cresta.

—osito, ¿terminaste?.—habló el rubio sentado sobre el sofá, mirando levemente al ruso parado cerca de la puerta.

—si Gus, ya vámonos, lamento que hayas tenido que esperarme.—murmuró con un puchero el moreno

—nada de eso, me la pase con Volkov charlando de todo, ¿verdad comisarió?

El nombrado asintió, llevando su mano a rascar su nuca mientras volvía a mirar al rubio.

—ya váyanse a descansar, Gustabo, siempre puedes venir a platicar

El menor asintió mientras salía junto a su amigo, sonriéndole y achinando un poco sus ojos hacia el mayor que solo suspiró una vez cerró la puerta de aquel lugar.

—Joder...

Capítulo corto lose, prometo actualizar pronto, sigo recuperándome así que eso:3

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Capítulo corto lose, prometo actualizar pronto, sigo recuperándome así que eso:3

Codicia -Gustabowl Donde viven las historias. Descúbrelo ahora