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Ignorando el cuerpo inerte en el suelo, sonrió cuando la voz de su niño se escuchó por el teléfono, mordiendo su labio inferior al hecho de que frente a él había otro hombre amarrado a una silla, mirándolo con terror

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Ignorando el cuerpo inerte en el suelo, sonrió cuando la voz de su niño se escuchó por el teléfono, mordiendo su labio inferior al hecho de que frente a él había otro hombre amarrado a una silla, mirándolo con terror.

¿como conseguiste mi número?.—hablaba el rubio, escuchando la risa del mayor tras el teléfono y algunos gritos.—¿estás bien? Escucho gritos

Para el pelimorado fue molesto que su niño tuviera que escuchar los gritos de dolor del hombre sentado en la silla cuando clavaba su navaja en la pierna de este

—Estoy bien cariño, solo que estoy trabajando y los hombres que tengo hoy no están siendo muy fuertes.—habló mientras dejaba la navaja incrustada en algún punto del cuerpo contrario haciéndole gemir de dolor.—Tengo días sin saber de ti precioso, ¿que has hecho?

Mintió, claro que sabía lo que hacía el rubio, pero quería ver si este le decía la verdad o mentiría para ocultar lo que le avergonzaba.

Pues...me la e pasado en comisaría sacando información, por cierto.—chilló el rubio, haciendo sonreír al mayor que miraba al hombre a punto de desmayarse.—Conway me dijo que los Gambino no han dicho nada de ti

Aquello hizo sonreír al mayor, haciendo señas para que sus hombres se hicieran cargo del que ahora permanecía desmayado.

—Eso es bueno cariño, aunque tengo que decir que ya hice algunos negocios en este lugar.—soltó, escuchando al menor reír

Pronto nos veremos, ¿verdad?

—¿Mi niño lindo ya me extraña?

Escuchó un firme "si" antes de oír otra voz, haciéndole molestar

Voy Jack...tengo que irme, te quiero.—susurró ocultándose del superintendente

—claro... yo te amo

Y colgó, estampando su mano en la pared más cercana a él, sintiendo sus nudillos arder y su piel sangrar, asustando a los hombres que esperaban órdenes.

Sabía que ahora mismo Gustabo estaría entre las manos del superintendente.

Y lo detestaba

—Quiero que vayan a cuidar a Gustabo.—les habló ronco a dos de sus hombres.—Y ustedes, acompáñenme a hacer negocios con Nick Hunter

~•~•~•

Sus mejillas rojas hacían que los agentes le miraran fijamente, miles de escenarios pasaban por sus mentes.

—¿Quieres algo Gus?.—preguntó el superintendente cuando vio como el menor hacía un puchero.

—No, ve a hacer tu trabajo yo me quedaré aquí.—decía con un toque tímido, haciendo que el corazón del azabache latiera frenético.

Codicia -Gustabowl Donde viven las historias. Descúbrelo ahora