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Lo divertido de aquel sucio juego eran los latidos de aquellos corazones que poco a poco dejaban de sonar

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Lo divertido de aquel sucio juego eran los latidos de aquellos corazones que poco a poco dejaban de sonar.

Chasquea la lengua cuando se encuentra frente al bar donde Horacio le había invitado a beber junto con el superintendente y Volkov.

—Joder caranabo, hay demasiada gente.—grita cerca del oído del menor que solo reía, llevándolo a una de las mesas donde los mayores permanecían sentados.

Cuando observaron a Gustabo, ambos pares de ojos brillaron, sonrientes mientras le hacían un espacio para que se sentara.

—Que bueno que viniste.—Comentó Volkov mientras veía al rubio asentir

Sentía una mirada sobre él pero no lograba encontrarla.

—Alguien tiene que cuidar a Horacio.—soltó mientras veía como dos personas se posaban frente a la mesa, sonriendo cuando los vio a los ojos.—Greco y Brownie, estoy rodeado de agentes policiales, escóltenme.—gritaba haciendo reír a todos en la mesa

—Yo pensaba que se trataba de una reunión de agentes y terminé encontrándome con el rubio que siempre pisa comisaria.—habló Brown una vez se acercó al rubio

—Y yo pensaba que tendría una noche tranquila, no se puede todo en la vida Brownie.—murmuró en su oído, haciendo al mayor tomar aire nervioso.

—Eres tan...

—¿repulsivo?—levantó su mano mientras sonreía.—¿agotador?, quizá ¿guapo?

Brown comenzó a reír, sintiendo la mirada de los demás sobre él

—Gustabo, deberías de tomar algo.—comentó Greco.—¿alcohol o que deseas?

—limonada, no me apetece tomar.—soltó, viendo como el mayor iba por las bebidas.

Sonriendo hasta que le miró

En una mesa alejada a la suya, los ojos violeta no se despegaban de él, sintiendo su corazón latir frenético cuando observó cómo una mesera se acercó y sentó al lado del mayor.

—¿Gus?.—habló Horacio, volteando al mismo lugar que Gustabo y sintiendo su piel erizarse cuando observó al mayor ahí.

Su cabellera rizada siendo tocada por una mesera que parecía susurrarle al oído

—Gustabo...

El rubio dejó de ver cuando el mayor tomo la mano de la chica, mirando fijamente a su niño.

—Toma tu bebida.—hablaron a sus espaldas, el rubio solo sonrió cuando vio su limonada y agradeció con un beso en la mejilla.

Sabía que era observado

Del otro extremo del bar

No podía manipular aquella situación, tomó un trago de la bebida amarga y dejó el vaso en la mesa.

Codicia -Gustabowl Donde viven las historias. Descúbrelo ahora