36. Mi muñeco de nieve y yo

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capítulo treinta y seis

MI MUÑECO DE NIEVE Y YO

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LA MAÑANA DEL DÍA DE NAVIDAD, CASSIOPEIA DESPERTÓ exactamente a las cinco de la mañana, muy feliz, contenta e inspirada. Se colocó un abrigo y bajó a la cocina para preparar una taza de chocolate caliente para ella sola, hubiera preparado para los demás, pero no creía que nadie sería tan raro como ella y este despierta a esa hora.

Ya en su cuarto, le dio un pequeño sorbo a su chocolate caliente, sintiendo como el calor llegaba a su cuerpo y observó a través de la ventana los copos blanco de nieve caer.

Buscó un nuevo lienzo y lo colocó en su caballete de madera, y aparte, colocó su caja de pintura, sus pinceles y un recipiente con agua en la mesa de su escritorio. Agarró el mango con delicadeza y embarró de pintura blanca los pelos del pincel. Trazó en la parte inferior de la hoja en blanco de su cuaderno.

Un muñeco de nieve.

Por alguna extraña pintó un muñeco hecho de nieve con una peculiar bufanda; roja y dorada, zanahoria fingiendo que es una nariz y con unos brillantes ojos color verdes.

Y a su lado, estaba otro muñeco hecho de nieve con una bufanda, pero esta era de color verde y plateado, nariz de zanahoria fingiendo que es una nariz y con unos ojos color cafés.

Cassiopeia sonrió con dulzura al terminar su trabajo.

«Mi muñeco de nieve y yo».

Al terminar, Cassiopeia dejó que la pintura se seque y abrió los regalos de Navidad. El que se llevó toda su atención fue el regalo de Harry; un collar de oro con una perla de color verde. Se observó en el espejo y se colocó el collar. Sonriendo, abrió la puerta de su habitación al momento que su madre la llamó.

—Feliz Navidad, mi niña —Cassiopeia, con una gran sonrisa, abrazó a su madre.

—Feliz navidad, mamá.

Callie dejó un beso en la mejilla de su hija y la joven visualizó a su tía, que se acercaba a ellas.

—Feliz Navidad, tía Amabel.

—Lindo collar, ¿quién te lo regaló? —preguntó Callie.

—Oh, me lo regaló Harry.

—¡Oh, Merlín! —lloriqueo Amabel—. Nuestra niña está creciendo.

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