Mickey y Danny (y...la apuesta más grande de mi vida)

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25 de Septiembre, 2015
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Y hablando de cumpleaños…

5:00 a.m.

Abrí los ojos que no habían podido ceder al sueño durante prácticamente toda la madrugada y me encontré con el rostro plácido de Dan durmiendo en su última etapa de sueño a mi lado. La primera vez que dormimos juntos fue un reto —el más hermoso de mi vida— levantarme a la misma hora que él, 5:45 o lo suficientemente temprano para bostezar; aún así, Dan me ayudó y me animó a acompañarlo en ese momento, no por obligación, sino porque yo realmente le había dicho que quería hacerlo. Ha sido genial desde entonces, despertar a su lado y sonreírnos, juguetear un poco y luego levantarnos… juntos.

Tomé aire y me deslicé lentamente del brazo de Dan rogando que por amor a todos los cielos no se despertara hasta que saliera finalmente de la cama. Me tomó como dos minutos lograrlo. Me paré respirando hondo y caminé muy despacio hasta la puerta…

El asunto era este: Tenía que traer mi guitarra de mi…de la… lo que sea, de la otra habitación (de Dan o mía, qué importaba). Me había pasado varias semanas escribiéndole una canción y… Quería tocarla y cantarsela hoy, el día de su cumpleaños.

Era su cumpleaños y yo quería que todo fuera especial, así como lo era su presencia en mi vida.

Ya estaba afuera, en el pasillo, caminando y pensando, pasando de lado por la puerta de la habitación de Paul y llegando hasta la mía (o la de Dan, ya dije que no lo sabía y que no importaba). Saqué mi guitarra más rápido de lo que hubiera planificado y ya estaba todo en marcha, sólo…





Mierda.

No puede ser… ¡No puede ser! ¡Olvidé la maldita llave adentro!

Gruñí fastidiada y me senté impotente en el suelo, apoyada contra la puerta donde, al otro lado, Dan aún dormía plácidamente. Joder, no tardaría en despertarse y entonces no me encontraría a su lado… ¿Qué se supone que…?
Bufé de rabia, seguramente él abriría la puerta buscándome y me hallaría ahí, en el suelo, como una tonta con mi guitarra y mi sorpresa al basurero.

Tal vez si… Fingiera que sólo salí un momento… Si devolvería la guitarra a la otra habitación, y entonces sólo le dijera que salí y me quedé sin poder entrar porque me olvidé la llave y …etc; tal vez así aún podría mantener la sopresa de mi canción…

De pronto, una puerta en el pasillo se abrió y sobresaltó mi atención. Era Paul, en atuendo deportivo… ¿A estas horas? Ah, claro, ya me acordé…

Me vió sin poder disimular su sorpresa al verme allí, con mi ropa de "resfriado" y mi guitarra en el regazo, sentada en el suelo como una… indigente.

Paul entonces se dirigió a mí a paso despreocupado y con una sonrisa divertida en el rostro.

— Vaya, qué te sucedió Million Dollar Baby.

¿Qué qué qué??? Aquí vamos de nuevo.

Pff, sólo bufé sobre un mechón en mi cara. Ni siquiera el haberme cortado el cabello podía librarme de las matas en mi frente.

— ¿Ya están en esa etapa en la que se echan de los cuartos? —se burló cruzadose de brazos frente a mí— Ustedes sí que van rápido.

— Paul, no inventes…

Se rió— ¿Entonces qué pasó? ¿Por qué estás aquí? —de pronto su labios se curvaron en una sonrisa espléndida y su rostro en una expresión incrédula y emocionada— O… Oh, no me digas que… ¿¿¿Estabas esperándome???

𝙈𝙮 𝘿𝙚𝙨𝙞𝙧𝙚: Daniel Kessler y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora