Ese día, otra vez

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Octubre 2015

Desperté apenas, con los ojos cansados y me percaté de inmediato que Daniel no estaba a mi lado como siempre. Pestañeé y me pasé una mano por los ojos antes de erguirme para revisar qué hora era. 

5:49 

Miré a ambos lados ¿Por qué Dan se había levantado sin mí? Me bajé de la cama bostezando y me dirigí perezosamente hasta la sala. Mientras me rascaba la nuca, me puse a pensar que probablemente me había visto muy cansada ayer y por eso me dejó dormir un poco más; también recordé lo que... ja ja, él y yo, nuestros besos y nuestras declaraciones melosas en francés... ¿El había dicho algo sobre "La Vie en rose"? Debió ser de Édith Piaf. 

Me detuve en seco cuando me topé a Dan en la sala haciendo nada más y nada menos que...

— ¿Estás limpiando tus trajes?

Dan me miró casi sorprendido— ¿Estas fuera de la cama?

— Supongo.

— Supongo entonces —y volvió a su quehacer.

— No me despertaste... ¿A qué hora te levantaste? —le consulté reparando en su vestimenta, aún estaba en pijama, pero había terminado de limpiar ya un conjunto y medio...

— Me levanté a las 5:30, no tuve oportunidad de hacer mi limpieza al seco en los días anteriores y pensé en aprovechar el tiempo. No quise despertarte porque noté que estabas muy cansada; no me pareció muy justo no dejarte dormir y recuperar algo de sueño. De todas formas aún es muy temprano, nuestro vuelo sale a las 8:30.

Me dirigí al sillón para dejarme caer ahí— Vaya, entonces te estás poniendo al día...

Sí amor mío.

Sonreí como siempre al escuchar esa frase en español y lo observé en su rutina meticulosa de la limpieza en seco de sus trajes. Ya lo había visto antes en ese afán, pero era lindo verlo una vez más.

— Deberías volver a dormir —me dijo él de repente, mirándome de reojo con ternura.

Negué con la cabeza— Hm, hm. Ya me levanté, me costará volver a dormir —bostecé—. Mejor me voy a duchar y... ¿No desayunaste, cierto?

— Aún no —me respondió él algo distraído en su labor.

— Entonces luego haré eso.

— Okey, pero —de pronto reaccionó— ¿No vas a darme mi beso de...?

— Oh, sí, claro, lo siento —sonreí acercándome a él con cuidado de no estropear sus trajes— ¿Qué está pasando conmigo? Ni siquiera te dí los buenos días, soy una basura...

— No te digas eso, cariño...

Lo abracé por la espalda— Bonjour, mon amour —le susurré, apoyada en su espalda.

Buenos días, mi amor.

Sonreí y levanté mi cabeza para encontrar su rostro y dejar un beso en la comisura de sus labios— Te amo.

— Y yo a ti —suspiró él.

Me aparté un poco cuando de pronto él me tomó una mano.

— ¿En qué porcentaje? —me preguntó con una sonrisa divertida.

— 86,5% —le susurré mirándolo a los ojos con diversión— y va subiendo...

𝙈𝙮 𝘿𝙚𝙨𝙞𝙧𝙚: Daniel Kessler y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora