Hoy, otra vez

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Así que así fue.

Parece toda una vida, pero han sido como tres años.

Me acuerdo que a penas terminamos la gira de El Pintor, Dan y yo hicimos un viaje rápido para ver a mis padres. Fue la primera vez que se conocieron y Dan realmente hizo el esfuerzo de hablar en español y ser lo más agradable posible (incluso más de lo que usualmente ya era) para ganarse la simpatía de mi familia.

Lo anterior era importante porque íbamos a vivir juntos desde el siguiente año, por tanto lo nuestro ya era algo formal. De hecho, ya me había hecho la idea que un día, tarde o temprano, íbamos a casarnos. Los planes que habíamos hecho entre risas y sueños de media noche durante la gira, se fueron afinando durante los siguientes meses. Se sentía como si estuviera en una especie de equipo de "vida",no lo sé; pero, en serio, estaba muy enamorada de Daniel.

Ahora se supone que las tontas mariposas deberían haber muerto con el pasar del tiempo pero ahora creo que en realidad crecieron con nosotros. No tiene sentido, lo sé, pero me he acostumbrado tanto a tener la presencia de Dan en mi cotidianidad que siento a certeza que mi cariño hacia él se ha ido al afianzando. Dan, él me sigue gustando tanto o más que en nuestros primeros días, porque ahora sé... Él es parte de mí, y yo de él. Lo amo, es todo.

Extiendo mi mano hacia el techo y dejo de perder mi vista en ese gris triste de afuera para observar el anillo que brilla con ese fulgor tímido en mi dedo anular.

Nos comprometimos en diciembre del año pasado.

Sí, eso fue hace prácticamente un mes. Sucedió después de un viaje aventurero por varios países después de un año lleno de trabajo, él escribiendo canciones para el nuevo álbum de Interpol y yo componiendo las mías para mi primer álbum de estudio (oh, wow). Ese viaje ayudó a confirmar que podíamos convivir hasta en las peores fachas y condiciones extremas (no miento cuando digo que fue un viaje de aventura, por primera vez perdimos la cabeza, está bien, no). Y finalmente, llegamos a donde mi familia, otra vez y con sentimientos renovados.

Para ese día, sin que yo realmente lo supiera, Dan había practicado un pequeño discurso en español, en el que pedía mi mano en matrimonio. Bien, me robó la idea, yo quería hacerlo primero. De todas formas, lo que hizo me emocionó demasiado, tanto que casi lloro (okey, sí lloré, pero sin exagerar...al menos no a la vista de todos, cielos).

Algunos decían que era apresurado pero no era cierto. No para nosotros. Al menos siempre supimos que era algo inevitable, pero sobre todo que estábamos dispuestos a poner lo mejor de nuestra parte. Así lo hemos hecho desde entonces.

Así que nos casaremos, y ya estamos preparando todo, y... será en abril. Y... Mi corazón late muy fuerte...

La puerta principal se abre y doy un respingo.

— ¿Cariño?

¡Es Daniel! De un salto me levanto de la cama y voy a su encuentro.

— Dan —casi exclamo cuando lo veo en cerrando la puerta, dejando las bolsas en el suelo y quitándose la bufanda...

— Hey... —sonríe él al verme.

Y brinco a él abrazándolo por la nuca. Dos años, y sigo haciendo lo mismo...

— ¿Estás bien? —me pregunta él mientras deja que lo bese suavemente.

— Sí, porque ya llegaste —le digo con una sonrisa, aferrándome a él.

— Aw —comenta divertido, abrazándome con cariño—. Adivina, te traje algo...

"Galletas" ya lo sabía, hundí mi cabeza en su cuello y sonreí felizmente con los ojos cerrados.

𝙈𝙮 𝘿𝙚𝙨𝙞𝙧𝙚: Daniel Kessler y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora