Ese día

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Octubre de 2015

Fue hace dos años, 2015. Recuerdo que estaba saboreando despreocupadamente mi paleta de helado, sentada en el borde del escenario, después de que hubiésemos tocado en el mismo. Ya prácticamente no habían personas. Era en Barcelona, en el Razzmatazz, y sabía que nadie me conocía lo suficiente ni a nadie le importaba realmente. Hasta que un hombre se acercó a mí para consultarme si podía hacerme un par de preguntas para su blog de música. Me mostró el blog y todo, tenía a una amiga suya al lado, eeeh…no sé, me dió confianza. Acepté. La primera pregunta, así muy casual, fue eso, el cómo había llegado hasta ahí; sabía a lo que él se refería, quería saber cómo había llegado a ocupar el puesto de bajista en la gira de Interpol —la banda, no la agencia— de ese momento, y yo iba a responder algo así como "tráfico de influencias"; pero, al final, lancé una respuesta boba lo suficientemente jocosa para mí:

— Pues —saboreé mi helado—, si mal no recuerdo, llegué en una camioneta, a eso de las cuatro y media… Gran viaje.

Él sólo rió y quiso reformular su pregunta, pero yo me adelanté:

— Está bien, sé a lo qué se refiere — sonreí exageradamente—. Es que fue por recomendación del propio Brad…

Como dije, fue algo así como tráfico de influencias. Aunque hubiese tocado menos de dos años, a Brad en Interpol lo querían demasiado, y cuando dijo que no podría acompañarlos en la gira promocional de El Pintor —el nuevo álbum de la banda—, llegó con la sugerencia de un reemplazo; sí, se trataba de mí, porque Brad me conocía, era mi amigo, me había visto tocar e Incluso sabía que me encantaba Interpol —por cierto, tuve que enterrar a mi fangirl interior cuando me presenté ante la banda por primera vez—. Al principio, aún no estaban completamente convencidos; no por mí, sino por la situación. Los entendía, en algún momento me dije "Son una banda de hombres, siempre fue así", pero a la vez me reprochaba con un "¿Y eso qué?" No había, o no debería, haber motivos para que yo no pudiera tener la misma oportunidad que otro bajista masculino en las mismas condiciones. 
Está bien, sólo había un "contra" sustancial: No tenía experiencia, no la suficiente, o al menos no en giras. No era como Brad o David Pajo que habían tocado en un montón de bandas. Era cierto que me sabía todas las canciones, tenía oído absoluto, amaba mi instrumento y sobre todo… amaba a Interpol; pero, no había pisado un jodido escenario ante miles de personas nunca en mi vida. Tenía mis motivos, me la había pasado estudiando para mantener mi beca de Ingeniería y Producción Musical en el Berklee; casi no tenía mucha vida social y, de hecho, Brad era uno de los pocos buenos amigos que había llegado a tener.

Recuerdo que cuando ensayamos juntos la primera vez con Daniel —oh sí, estamos hablando del mismo Daniel—, Sam, Paul y Brandon; tocamos Hands Away, porque la incluirían en el set list de la gira. Tenían que afinar su interpretación y a veces aún no compaginaban del todo. Desde el primer momento que toque, con ellos, fue como si me adentrara en todas esas vibraciones…me hallé encontrando sus sonidos, e iba uniéndolos como si ensartara hilos. Abrí mis ojos, cuando la canción terminó, la magia se disipó y me encontré con Sam diciendo con contundencia: "Contratada".

 Abrí mis ojos, cuando la canción terminó, la magia se disipó y me encontré con Sam diciendo con contundencia: "Contratada"

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𝙈𝙮 𝘿𝙚𝙨𝙞𝙧𝙚: Daniel Kessler y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora