Paul (...50 Cent, Henry Miller y...¿Bobo Bear?)

78 3 0
                                    

Mayo 2015

Era aún temprano por la mañana, estábamos dirigiéndonos hacia Virginia y, mientras el bus seguía una ruta tranquila, yo junto a Dan y Brandon estábamos jugando —o intentado jugar— cartas; yo y Dan sentados en su litera y Brandon sentado en la suya propia. La verdad sólo estábamos chacoteando mientras Paul y Sam estaban al otro lado seguramente bebiendo o algo así.

De a poco, Brandon nos hizo confesar que Dan y yo pretendíamos mudarnos a un nuevo departamento juntos en Nueva York cuando acabara la gira y volviéramos "a nuestras vidas". En realidad teníamos muchos planes; durante todo ese tiempo juntos ya habíamos esquematizado un proyecto de vida que incluía la realización de todas nuestras aspiraciones profesionales y personales, individuales y de pareja. Era algo que me gustaba mucho, porque nos quedabamos hablando de eso por las noches, uno al lado del otro, planificando todo; de alguna forma, eso se sentía bien… compartir las cosas, ser como un equipo, vivir la vida juntos.

— Iré por algo para beber ¿Quieren algo? —nos ofreció entonces Brandon.

Dan y yo asentimos por un par de latas de Coca-Cola y también le pedimos que les echara un vistazo a Sam y a Paul.

Mientras Dan se echaba sobre su litera, yo fui por mi vieja guitarra. Dan ya sabía que yo escribía canciones y a él le gustaban tanto que planeábamos grabarlas cuando volviéramos a Nueva York. 

— ¿Tu vieja guitarra de mierda se parece a esta? —le pregunté a Dan subiendome a su litera y acomodándome con las piernas cruzadas a su lado.

Él observó mi guitarra de reojo— No, créeme, es muchísimo más vieja —sonrió.

— Y sigue sonando —lo miré divertida.

— ¡Por supuesto! —alzó los brazos con diversión— Aguanta porque no la ando usando por todas partes, sólo está donde vivo y la uso allí…

— Todas las mañanas…

— A la misma hora…

— En el mismo sillón…

— Con un café bien cargado…

— Y con una película de fondo…

— A la cual en realidad no presto atención, pero bsssss… distrae mi mente.

Sonriendo, me incliné a él y le dí un beso en la mejilla— Así nacieron las mejores canciones de Interpol ¿cierto?

Dan giró su cabeza y me besó cariñosamente— La mayoría de ellas, se podría decir que sí. Para este último disco, estuve viajando muchísimo, cada canción en un país diferente…casi, casi…casi.

— My Desire nació en España ¿Acerté? —me recliné para mirarlo con una sonrisa.

Touché —me apuntó vagamente con sus dos dedos.

— Tiene un olé en cada nota —bromeé.

Daniel me miró con los ojos entrecerrados reprimiendo una sonrisa— Tócame algo —me ordenó infantilmente.

— Claro —dije llevando mi mano a su muslo y acariciándolo con un peligroso rumbo ascendente, provocando que Daniel estallara en risas tratando de apartarme.

— ¡No de esa forma! —siguió riéndose moviendo su cabeza nerviosamente.

Tomé su rostro con una mano y presioné mis labios contra su sien— Ya entendí, cálmate.

Mientras él recuperaba el ritmo de su respiración, acomodé mi guitarra sobre mis piernas y comencé a tocar algunos acordes. Muchas de las últimas canciones que había escrito eran para Dan; así que, era muy divertido verlo sonrojarse cuando le cantaba esas letras con tintes provocativos, cariñosos y otro tanto acerca de confesiones sobre lo que él significaba para mí, lo que él provocaba en mí, lo que él hacía, lo que él era…En un mundo plagado de situación adversas, de ideas y sentimientos que controvertian nuestras mentes, cuestionandonos el por qué y el cómo, o simplemente viviendo, cada momento, cada razón, cada sentido…en una nota o en una frase simple a la cual aferrarse.

𝙈𝙮 𝘿𝙚𝙨𝙞𝙧𝙚: Daniel Kessler y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora