El último mes de Harry con los Dursley fue divertido. Dudley hizo un gran berrinche porque no le compraron el videojuego de moda.
Harry se quedaba en su habitación con Hedwig, su lechuza, y en ocasiones leía los libros del colegio.
Por la noche leía los libros de la estantería en la cama hasta tarde, mientras Hedwig entraba y salía a su antojo por la ventana abierta. Cada noche, antes de dormir, Harry marcaba otro día en la hoja de papel que tenía en la pared, hasta el uno de septiembre.
El último día de agosto pensó que era mejor hablar con sus tíos para poder ir a la estación de King Cross, al día siguiente. Así que bajó al salón, donde estaban viendo la televisión.
— Hum... ¿Tío Vernon?
Tío Vernon gruñó, para demostrar que lo escuchaba. Sin embargo tía Petunia y Dudley se volvieron hacia Harry.
— Hum... necesito estar mañana en King Cross para... para ir a Hogwarts.
Tío Vernon gruñó otra vez.
— ¿Podría ser que me lleves hasta allí?
Otro gruñido. Miro a tía Petunia que le sonreía, así que Harry interpretó que quería decir sí.
— Muchas gracias.
Estaba por subir la escalera, cuando tío Vernon finalmente habló.
— Qué forma curiosa de ir a una escuela de magos, en tren. ¿Y dónde queda ese colegio, de todos modos?
— No lo sé — dijo Harry —. Tengo que coger el tren que sale del andén nueve y tres cuartos, a las once de la mañana.
Sus tíos lo miraron asombrados.
— ¿Andén qué?
— Nueve y tres cuartos.
— No digas estupideces — dijo tío Vernon —. No hay ningún andén nueve y tres cuartos.
— Eso dice mi billete.
— Equivocados — dijo tío Vernon —. Totalmente locos, todos ellos. Ya lo verás. Tú espera. Muy bien, te llevaremos a King Cross. De todos modos, no tenemos nada que hacer mañana.
A la mañana siguiente, Harry se despertó a las diez y media, estaba tan emocionado e ilusionado que no pudo dormir durante la noche y a la madrugada el sueño le venció. Se levantó con los dulces gritos de tía petunia, se puso los vaqueros blancos. Miró otra vez su lista de Hogwarts para estar seguro de que tenía todo, se ocupó de meter a Hedwig en su jaula y bajo las escaleras corriendo. Unos segundos más tarde, el pesado baúl de Harry estaba cargado en el coche de los Dursley.
Llegaron a King Cross a las diez cincuenta. Tío Vernon cargó el baúl de Harry en un carrito y toda la familia fue por la estación corriendo. Harry pensó que era una rara experiencia. Tío Vernon se detuvo, mirando los andenes con nerviosismo.
— Bueno, aquí estás, muchacho. Andén nueve, andén diez... Tú andén debería estar en el medio, ¿no? Les dije, esos tipos están chiflados.
—¡Se va a estrellar! — gritó tía Petunia, mirando a un punto fijo—. Oh, desapareció. Esperen aquí...
Petunia camino hacia una mujer regordeta.
— Discúlpeme...
—¿Sí? ¿Ocupa algo?
—Mi sobrino, fue aceptado en la academia. Pero no sabemos como ingresar en el andén, ¿podría explicarme?
—Primer año, ¿eh? Bueno...
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Harry Potter y La Moneda Del Destino
FanfictionHarry descubre que vivo toda su vida en base a mentiras, y permitiéndose ser egoísta pide un deseo. Crossover