Jaque Mate

18

"¿Estaba loco, Sr. Kinn?" El Dr. Top dejó caer su maleta en el momento en que sus ojos se posaron en la habitación completamente destrozada y las sábanas empapadas de sangre con un Porsche inconsciente que yacía con ambos pies abiertos con heridas en la carne.

Kinn levantó la cabeza de la pestaña que estaba mirando. Se estaba asegurando de que el jefe entendiera la necesidad de enterrar el cuerpo de ese médico adecuadamente y mantener la boca cerrada del empleado. Kinn aún podía recordar la rabia que sintió cuando vio al médico con su aguja presionando el estómago de Porsche mientras irrumpía en la sala de operaciones. Había descargado todos los golpes en el cuerpo de ese médico en ese mismo momento. Ver al hombre que iba a matar a su hijo yacer bañado en sangre lo ayudó de alguna manera a despejar la bruma de ira dentro de su cabeza y le permitió pensar racionalmente sin querer destrozar el mundo entero. Ahora que estaba de pie en su habitación, con su amante a su lado y su hijo a salvo, Kinn finalmente se sintió a gusto. Bueno, eso explicaba por qué no sintió la necesidad de volarle los sesos al médico de cabecera por hablar con ese tono hacia él. Suspiró y le devolvió el dispositivo a Ken.

"Asegúrate de ver esto e infórmame una vez que todo esté resuelto".

"Sí, señor." Kinn levantó una ceja en duda cuando vio a Ken todavía en la habitación.

"Señor. ¿Qué debo hacer con Arm?"

Hmm... Arm es uno de sus mejores y más inteligentes guardias. Ha estado trabajando para su familia durante años y es uno de los pocos que había logrado abordar el problema que nombró su hermano. Pero aún así, cometió un error hoy. Un error que podría haberle costado la vida a su hijo o, peor aún, podría haber arruinado su plan cuidadosamente diseñado para atar a su Porsche a él para siempre. Eso no es algo que pueda perdonar. Ni siquiera si era su padre.

"Enciérralo. Me ocuparé de él personalmente". Ken inclinó la cabeza y salió de la habitación. Kinn se dio la vuelta para ver al doctor todavía mirándolo con los ojos casi desorbitados.

"¿Qué estás esperando? Compruébalo".

"Señor Kinn, ¿olvidó el hecho de que Porsche está embarazada de su hijo?"

Kinn puso los ojos en blanco ante el tono de acusación en la voz del médico y agarró otro juego de pañuelos para limpiar la sangre que goteaba. Ese fue un buen golpe nene.

"No lo hice, por eso le lastimé los pies. Ahora cállate y haz tu trabajo". Se recostó en la silla cerca de la ventana para poder ver claramente cómo trataban a su cachorro y dejar que la enfermera que vino con el médico se hiciera cargo de su herida en la cabeza.

El médico maldijo a los señores en voz baja mientras se arrodillaba para examinar las heridas. Dios... el niño no podrá caminar correctamente durante meses sin gritar de dolor por lo que parece. Que está seguro de lo que el Sr. Kinn tenía en mente. Procedió a limpiarlo lentamente mientras analizaba la profundidad de cada herida. La mayor parte necesitará puntos y al ver como más de la mitad de la colcha está cubierta de sangre, se necesita una transfusión de sangre inmediatamente.

"Tenemos que trasladarlo a la enfermería, tan pronto como sea posible".

"Llama a Pete". Kinn le ladró al guardia cerca de la puerta, quien salió corriendo de inmediato a buscar al jefe de guardaespaldas. Se puso de pie y caminó hacia la cama. A estas alturas, el médico ha cambiado su enfoque a los signos vitales de Porsche. Kinn esperó pacientemente (con impaciencia) a que el doctor terminara su chequeo.

El doctor suspiró mientras se ponía de pie y miraba la imponente cabeza mafiosa cerca del talón. Ha estado trabajando en la casa desde los primeros años de su carrera. Ha visto mucho en estos últimos treinta y seis años. Ha visto los altibajos de esta familia, sus numerosos éxitos y fracasos, innumerables muertes y violencia, pero nada lo ha preparado para la persona que tiene delante. Durante mucho tiempo, creyó que nadie podía superar al Sr. Korn en lo que respecta a la crueldad y la astucia. Ha visto la forma en que Korn subió la escalera del poder pisoteando a cientos sin piedad. Ha temido y admirado a ese hombre con todo lo que tiene. prometió su lealtad al clan, y hasta el día de hoy nunca ha cuestionado su elección. Hasta ahora. Ver al bebé que ha ayudado a traer a este mundo mirarlo sin siquiera una pizca de culpa después de destrozar los pies de su amante... lo hace sentir enfermo hasta la médula. En los últimos cinco años del gobierno de Kinn, había visto más violencia que todo el período de gobierno de Korn combinado. ¿Por qué está tan sorprendido? Después de todo, había sido testigo de primera mano del monstruo en Kinn cuando el chico de quince años apuñaló el cuello de su propia madre una y otra vez con el bisturí que le arrebataron de su propia mano, sin pestañear... sin una sola gota de lágrima. Algo que aún lo despertaba empapado en sudor en medio de la noche. Un escalofrío recorrió la espalda del doctor mientras bajaba los ojos incapaz de mirar más los penetrantes y fríos ojos que le apuntaban.