C A P Í T U L O 2 2

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Narra Maite.

Todo cambió en menos de media hora. Papá había llegado a casa antes de tiempo, el ogro me tenía sujeta del brazo lista para darme una segunda bofetada y papá la vio, me apartó de ella y me puso detrás de él protegiéndome. La echó de casa, la hizo hacer maletas y la sacó de nuestra casa.

Esa noche lloramos juntos, no se canso de pedirme perdón y después de tanto, volví a sentir a mi padre ser él. Me propuso que tomáramos terapia, los dos, juntos.

De esto ya eran cuatro días y aún que no sería un cambio inmediato, se notaba una gran diferencia.

—Me alegra escuchar esto —TN me abraza con fuerza.

—Creo que todo será mejor ahora —le sonreí.

—Seguro que sí.

—Tengo práctica de porristas, ¿te veo esta noche?

—Claro, mamá preparará tu comida favorita.

—Amo a tu madre —reí—. Te veo más tarde.

Me alejé corriendo y solo cuando me aseguré de que TN no me veía, desvíe mi camino. Tomé el primer taxi que pasó y di la dirección, esperaba no equivocarme con esto. Al llegar a mi destino pagué, baje del taxi y seguí el resto del camino subí las escaleras hasta el tercer piso y miré por la ventana; Cinco estaba sentado en su escritorio escribiendo algo, di unos ligeros toques para llamar su atención, frunció el ceño al verme y abrí la ventana.

—Dime, ¿son cosas de amigas hacer esto?

—Quizá —me encogió de hombros.

—¿Qué pasa?

—Iré al grano —suspiré—. Tú llevaste a papá a casa ese día, ¿no? Él no dijo nada, pero me es mucha casualidad que justo el día en que tú y yo nos encontramos y me viste el golpe, papá llegará temprano para ver lo que pasaba con su ex esposa.

—No soporto a los bravucones —se cruzó de brazos.

—Pues gracias Cinco, en serio, con eso mejoraste mi vida por mucho —sonreí un poco—. No eres tan mala persona como te creí al comienzo.

—Gracias, supongo —sonrió extrañado, luego se puso serio—. TN no lo sabe, ¿verdad? —nege—. No le digas, prefiero que no lo hagas.

—¿Por qué?

—Es mejor.

—¿No la buscarás?

—Creo que es mejor que no —suspiro—. Por favor, no le digas.

—Está bien, no lo haré.

—Gracias —suspiro.

—Entonces creo que me iré, si me apresuro, aun llego a mi práctica —me aleje de la ventana—. Adios Cinco y en serio, gracias —me aleje un poco de la ventana pero volví a mirarlo—. Se que en el cumpleaños de TN dijiste que no te considerabas un superhéroe, pero Cinco, la verdad es que si lo eres y uno muy bueno. Te quieres ocultar tras esa cara de amargado pero tienes un gran y puro corazón. Hasta pronto Cinco.


Narra Cinco.

Maite me hizo sonreír, bajó las escaleras y desapareció de mi vista. Escuché a lo lejos a Klaus gritar mi nombre, poco después la puerta de mi habitación se abrió de golpe, se veía agitado pero muy alegre.

—¡Cinco! ¡Ya llegó!

—¿Qué cosa?

—Es una carta de París.

La fuerza del corazón || CHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora