C A P Í T U L O 2 7

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Cuatro meses después. Enero de 2008.

Llevaba ya siete fotos reveladas y colgadas dentro del cuarto oscuro de la escuela, unas eran para el período de esta semana. Terminé de guardar todo, tomé las fotos y salí donde el resto del período escolar se movía de un lado a otro preparando los últimos detalles.

—¡TN! —Mario corrió hasta ponerse delante de mí—. Ya está el rediseño de la primera plana.

—Genial, ten —le di tres fotos—, son del equipo nuevo de fútbol femenil.

—Las agrego.

—Gracias.

—Entonces está todo listo, no hay más pendientes, solo iniciar la impresión.

—Iniciala entonces —asintió y se fue.

Salí de la habitación, algunos estudiantes aún rondaban por los pasillos a pesar de que las clases ya habían terminado hace un par de horas. Fui hasta el campo de fútbol y me quedé en las primeras gradas.

El equipo de americano entrenaba con fuerza y en una de las laterales estaba Maite y su equipo también entrenando, ya iban a terminar. Dieron un grito alegre al terminar y recogieron sus cosas, yo me acerqué a mi amiga.

—Hey —saludó con una sonrisa.

—Lindo uniforme.

—Es solo de entrenamiento —dio una vuelta haciendo volar la falda—. Oye, muero de hambre y muero aún más de ganas de una hamburguesa.

—Creí que no podías comer eso por las porristas.

—Ellas no tienen que enterarse.

Me sonrió con malicia y tiró de mi brazo directo a la salida, tomamos rumbo a la cafetería que vendía nuestras hamburguesas favoritas e hicimos nuestra orden sentándonos en una de las mesas.

—¿Qué tienes ahí? —señaló las cuatro fotos.

—Unas fotos, nada importante —sonreí.

—¿Son...?

—Si —dije y ella chilló de alegría—. ¿Y tú papá?

—Preparando viaje, irá a Canadá unos días.

—Te quedas en mi casa —sonreí.

—Obvio —me guiño.


...


Termine de llenar las hojas, releí todo para asegurarme que no me faltara ni un solo dato, tomé el sobre amarillo y meti el juego de hojas y las cuatro fotografías, selle el sobre, anote el destinatario y el montón de estampillas que necesitaba el sobre para llegar a París.

Sonreí al ver que terminé y pude dormir tranquila, mi solicitud a la universidad estaba lista y estaba segura que entraría.


...


—Hola cariño, ¿cómo dormiste? —mamá me saludó cuando entré a la cocina.

—Todo en orden —sonreí.

—¿Qué harás hoy? —papá bebió su café.

—Iré a tirarme en una cuerda bungee y después escalar el monte Everest —ambos reímos.

La fuerza del corazón || CHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora