C A P Í T U L O 2 3

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Narra Cinco.

Mi cabeza punza, mi boca está seca y no sé dónde estoy. Con trabajo abro mis ojos y lo primero que veo es un techo que claramente no es el de mi habitación. Me senté con prisa y me mareé, vi a mi alrededor y era la habitación de TN, hasta que me acostumbre por completo a la luz, pude verla en la silla de su escritorio, estaba seria.

—Hola —susurró.

—¿Cómo llegué aquí?

—¿No lo recuerdas? —ngue—. Oh.

Me puse de pie y todo volvió a dar vueltas, recordaba haber bebido, pero nada después de salir de la academia, estaba en blanco. TN suspiro, se puso de pie y me tendió una pastilla y agua.

—Toma, te ayudará.

—Gracias —susurré.

—¿En serio no recuerdas nada de anoche?

—No, pero me disculpo por cualquier cosa que pude decir, lo que sea que dijera, no era cierto.

—Lo suponía —susurró apartando la mirada—, pero Cinco —quiso decir algo pero se arrepintió—... Mejor deja de venir si estás ebrio, anoche mis padres casi lo descubren —me dio la espalda.

—No te preocupes, lo menos que quiero es volver a verte —escupi.

—Eso dile a tu yo ebrio —dijo con una risa seca.

—Descuida, ni mi yo ebrio quiere volver a saber de ti.

No espere a que dijera nada más y me teletransporte fuera de su casa. Camine hasta la academia, eran apenas las nueve de la mañana del domingo y no había nadie a la vista cuando entré a la academia, fui directo a la caba de papá por otra de las botellas.

—¿Dónde estuviste anoche?

—Klaus, es muy temprano, no empieces.

—Dilo —lo mire cruzados de brazos junto a la chimenea.

—En la casa de TN, no preguntes qué hacía allí, no sé.

—Ya no bebas, lo habías dejado —me quito la botella.

—¿Y eso qué?

—Te haces daño, ¿qué buscas? ¿Morir?

—¿Y si así fuera? Da igual lo que haga..

—Hermano...

La alarma de misiones resonó en todo el lugar y poco después la voz de Pogo indicándonos que nos prepararemos para salir en cinco minutos.

—Genial —fui a cambiarme.


...


Golpeé al sujeto y creo que le rompí la nariz. Habíamos viajado al estado vecino, específicamente a un laboratorio, querían robarse una fórmula de no sé qué.

—Hazme un favor y quédate ahí.

Le dije al ladrón mientras me iba con las manos en los bolsillos de mi traje de misiones. Vania avanzaba con dos personas, él la abrazaba protegiéndola, eran rehenes y a él solo le importaba que ella estuviera a salvo. Un recuerdo nebuloso de ayer de cómo besaba a TN vino a mi mente.

Por eso parecía decepcionada.

Ella esperaba que recordara el beso, ¿había pasado algo además del beso? Necesitaba recordarlo todo y poder hablar con ella, quizá no recordaba prácticamente nada, pero si sabia que ese beso era sincero por ambos. Avance a la salida, necesitaba pensar y recordar a solas, miré a mi izquierda y vi como dos sujetos tenían a Klaus mientras lo golpeaban.

La fuerza del corazón || CHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora