Era lunes por la mañana, el sol había desaparecido nuevamente. Me levanté y me vestí para dirigirme a la casa de Mérida. Toqué la puerta tres veces y ella abrió.
-Buenos días- salude con una enorme sonrisa.
-Buenos días- me da un beso en la mejilla, siento mis mejillas arder. Bajo la mirada y la sigo.
Ya no le tengo tanto miedo al colegio, por lo que puedo ir en paz en todo el camino, como Mérida ya lo había dicho antes ella estaba conmigo todo el tiempo lo que me parecía muy agradable. Aún así siempre nos tomábamos de la mano. Me daba fuerza estar tomado de su mano, ¿porque? No lo se, pero me siento mas seguro.
Llegamos a nuestros casilleros para sacar nuestros útiles. A mi lado pasaron Eret, Brutacio y Patán quienes me miraron con una sonrisa que me hizo estremecer. Ellos no me sonríen seguido y si lo hacen es porque algo pasará.
-¿Estas bien?- pregunta Mérida poniendo una mano sobre mi hombro.
-Si- contesté sin mirarla a los ojos.
-Okay... ven vamos a clase.
Intenté olvidarme de ellos en todas las clases, tal vez... solo querían intimidarme.
Al ser el almuerzo Mer y yo nos sentamos por primera vez en una mesa.
-Yo prefiero otro lugar Mer- le susurré mientras caminábamos.
-Tranquilo no pasará nada.
Bufé. Algunos nos miraban raro cosa que ya estaba acostumbrado.
-¿Que es eso?- Mérida tendió hacia mi una bolsa de papas.
-Se llaman Prispas, papas a la francesa con Chile y limón. Prueba.
Miré las "Prispas" y tome una. La lleve a mi boca y la comí. No sabia nada mal, de hecho, eran las papas más ricas que había comido.
-¿Y?- levantó una ceja.
-Dame- le quité la bolsa, metiéndome mas "Prispas" a la boca.
Al terminar las clases el maestro el maestro de Español llamó a Mérida.
-Dumbroch.
-¿Si profesor?
-Necesito hablar con usted- miró nuestras manos enlazadas- a solas.
Mérida me miró preocupada.
-Te espero aquí afuera- intenté sonreírle. Las sonrisas de Eret y los demás volvieron a mi mente.
-Si pasa algo tocas, voy a decirle que me diga lo que quiere lo más rápido posible- notaba preocupación en su voz. Tal vez ella también tenga miedo de que algo pueda pasar.
Asentí, ella me miró por ultima vez y entro nuevamente al salón.
Estaba en el pasillo solo, los alumnos ya se habían ido. Miré mi celular solo habían pasado cinco minutos y ya parecían horas. Las manos comenzaron a sudarme sabia que algo no estaba bien. Algo desde que el profesor la llamo estaba mal, las miradas de ellos... volví a mirar mi celular había pasado un minuto.
Intenté tranquilizarme, respirar hondo y exhalar varias veces hasta que sentí unas manos tomarme del cuello de mi camisa. Mi respiración volvió a agitarse y las ganas de guerra su nombre eran inmensas aún así me mantuve callado. ¿Quien era? Mis primeras tres opciones eran Eret, Patán y Brutacio. Me arrastro hasta afuera.
Tenía miedo, después de tanto tiempo volvía a sentir el miedo recorrer por mi cuerpo. Por el golpe que recibí en la cabeza y el escenario sabia quien era.
No dijo nada solo comenzó a golpearme repetidamente en las costillas y espalda. Escuchaba las risas de los demás.
-¡Jack basta!
-¿Cómo lo llamaste?- sentía que volvía al pasado.La voz de Eret me hizo estremecer, y el dejo de golpearme. Sin embargo Eret no me toco.
-Ya basta- dije como pude.
¿Porque lo hacia? Diversión esa era mi conclusión.
Después de largas horas se detuvo. No oía nada, me volvía a sentir traicionado. Según Mérida dejaría de molestarnos (a mi mas bien).
-Jack- susurré
-Lo lamento.
No podía darme el lujo de quedarme ahí hasta que pudiera pararme oh que ella viniera. Como pude me levanté y me limpié la sangre de mi boca y me dirigí a mi casa.
No salude a Chimuelo, solo subí a mi habitación y cerré la puerta con seguro. Puse la silla en la puerta para asegurarme de que nadie pudiera entrar.
Tome las tijeras y comencé a hacerme cortes sin cuidado alguno. Quería acabar con mi sufrimiento ahora.
El mundo me daba vueltas, veía borroso, me sentía más débil. Poco a poco mi párpados se cerraban y me costaba respirar.
-¡Hiccup!
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Mericcup:My guardian angel
Romance¿Crees que solo por ser mas grande y mas estúpido te da el derecho de lastimar a los más pequeños y mas inteligentes que tu? ¿Qué acaso no sabes lo que esa persona sufre y tiene que soportar? Apuesto que si estuvieras un solo día en sus zapatos no...