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Dedicado a: LarissaRossano

-¿Qué?- dijo incrédula.

-T... te quiero Mer- me levanté para sentarme y verla a los ojos.

-Yo no te quiero- mi sonrisa se borró al instante. Era un idiota, un completo idiota por habérselo dicho. Bajé la mirada conteniendo las lágrimas, quería salir de ahí, correr hacia algún callejón en donde nadie pudiera verme. Ella tomo mi rostros para que la viera- Yo te amo- tarde diez segundos en reaccionar.

La quería, y mucho. Pero amar no es lo mismo que querer, sigo teniendo mis dudas, sigo teniendo miedo a salir lastimado.

Ella se acercó más a mi, lentamente hasta que nuestras respiraciones se juntaron. Quería hacerlo, la voz de mi interior me gritaba que lo hiciera, que me permitiera consentir. Pero yo no quería sentirme consentido, solo quería sentirme amado e importante.

Junte mis labios con los suyos, eran suaves y dulces. El beso era lento y tierno. Era mágico, me permití disfrútalo mejor; puse mi mano sobre su mejilla. Odiaba llorar, y lo odiaba mas por hacerlo en estas situaciones. No lloraba de decepción, lloraba por felicidad y algo de terror.

Nos separamos un instante. Ella paso sus pulgares por mis mejillas.

-¿Porque lloras princeso?- me dijo tiernamente.

-Amar y querer son cosas muy distintas Mer- susurré- yo... tengo miedo.

-No pasa nada princeso- acarició mi cabello.

-Te quiero Mérida, de verdad. Te has convertido en la persona mas importante en mi vida. Mi rayo de esperanza. Y... y me gustas... pero...

-Tu eres todo para mi Hiccup. No me importaría esperar por ti, solo quisiera saber si es posible.

No quería enamorarme de ella, me negaba a hacerlo. La quiero, no como mi ángel de eso estaba seguro, como algo más sin pasar a enamorarme.

-Si Mer, es posible- si no arriesgas no ganas. Y esta vez quería ganar, creo que después de todo, todos merecen ser felices.

Ella sonrió.

-Te voy a querer como nunca antes alguien podría haberte querido- prometió. Una parte de mi se alegraba que digiera querer en vez de amar y la otra se decepcionaba.

-¿Deberitas deberitas?

-Deberitas deberitas.

Nuestros labios se volvieron a juntar.

Mérida se hallaba en una banca a las afueras de la escuela, claramente se podía ver que estaba estudiando o leyendo algo. Corrí hacia ella para envolverla en mis brazos y ella pegara un pequeño grito de susto. Yo reí.

-Hola ángel- la saludé sin soltarme de ella.

-¡Princeso me espantaste!- me dijo mas calmada- ¿Que pasa? ¿De quien huías? Hoy alguien morirá- volví a reír ante sus amenazas.

-No huía de nadie. Solo te vi y corrí a saludarte- apoyé mi cabeza en su hombro- ¿que haces?

-Estudiando- dice aburrida.

-¿De?- quise saber.

-De nada, no estaba estudiando- comienza a reír y al poco tiempo yo también- traigo fresas con chocolate, ¿quieres?- abrí la boca instantáneamente y ella metió la fresa a mi boca.

Habían pasado dos meses, dos maravillosos meses a lado mi precioso ángel. Había logrado subir tres kilos mas, y, según Mérida eso es una muy buena señal. Y de verdad lo creo, siento mas fuerza, mi autoestima ya no es tan bajo como antes, ya no se me notaban los huesos. Eso hacia a Mérida feliz, feliz de que estaba saliendo de todo el tormento que sufría, y, que en poco tiempo saldríamos de aquí y comenzaríamos de nuevo en otro lugar.

La fresa sabia deliciosa, aún seguía comiendo lento, me gustaba disfrutar el sabor de la comida.

-Sabe deliciosa- dije minutos después de comérmela toda.

-Tengo más- la solté y tomé otra fresa, pero esta no era para mi.

-Abre la boca- le pedí tiernamente, ella me miró y luego a la fresa y abrió su boca, para que pudiera darle su fresa.

Me había permitido que Mérida entrara a mi corazón, y poco a poco ella se lo estaba ganando. Pocas veces le decía que la quería, y no porque no me gustara decirlo si no porque aun me sentía algo raro que ella me respondiera con un "te amo".

Amor, es algo difícil de entender y de de cifrar, nunca sabes qué pasará. Un día puedes ser feliz con aquella persona que crees que es tu media naranja y al otro día te des cuenta que no era la chica indicada. El amor es ciego, por eso las personas sufren. Y... me he propuesto quietarme ese miedo, me estoy aventurando al amor. Puede que Mérida sea la chica indicada para mi, que a pesar de todos los problemas nos seguiremos "amando", ahora podrá parecer feliz todo, pero la verdadera muestra de amor esta en los problemas, afrontarlos juntos. Seguir en pie cuando la torre se caiga, cuando el cielo caiga, cuando el mundo esté en tu contra. Creo yo, que eso es la muestra de amor.

Se que lo que ella siente por mi es verdadero, digo soy Hiccup Haddock, no tengo cuerpo, soy débil, de baja estatura, torpe... y aún así ella me quiso. No se burló de mi en ningún momento... entonces, ¿que es lo que me detiene? Creo que ese día en el árbol, tal vez esas no eran las palabras que quería decir...

-¿Que piensas?- Mérida me pregunta, sacándome de mis pensamientos. Sacudo la cabeza para volver a la realidad.

-En los hermosos meses que hemos tenido. Los mejores en toda mi vida.

Siempre dudaba al hacerlo pero siempre ganaba. Me acerqué más a ella y le deposité un beso en su mejilla derecha que era la más cercana.

Mericcup:My guardian angelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora