Capítulo 11| El mirador

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Axel

Lo recuerdo como si fuera ayer.

Los sollozos desoladores de mi hermana cuando volvió a casa. La forma en la que cada parte de su frágil cuerpo temblaba sin parar. Sus ojos inyectados en sangre. El sudor, el miedo, la incertidumbre.

Recuerdo que pensé que esto no podía estar pasándole a ella. A nosotros. No podía. No era posible. Han pasado meses y aun no soy capaz de sacarme de la cabeza lo vulnerable que parecía Sarah cuando llegó de madrugada prácticamente arrastrándose por la parte trasera del que un día fue nuestro hogar. Tardó horas en contarme lo que había ocurrido. Horas que supieron a días y semanas. Horas en la que sentí que todo lo que me importaba en el mundo había desaparecido, que de un momento a otro se había desvanecido.

Ahora sé que ella estaba siendo mucho más valiente de lo que había sido jamás. Que todo el tiempo que se demoró en narrar lo sucedido solo se debía a una razón: no tenía fuerzas suficientes para seguir viviendo. No había de dónde sacarlas porque se lo acababan de arrebatar todo; su libertad, su dignidad, su consentimiento. Le habían robado una de las cosas más preciadas que tiene el ser humano, la capacidad de decisión.

Recuerdo como si fuera ayer la noche en la que violaron a mi hermana. Recuerdo que era domingo. Recuerdo exactamente que estábamos a diez grados y que yo llevaba uno de esos pijamas navideños tan horteras que la propia Sarah me había regalado unos días antes por navidad. No puedo olvidar la expresión de su cara. Horrorizada. Angustiada. Traumatizada.

Tampoco puedo olvidar lo que dijeron mis padres cuando gobernado por la ira más intensa y profunda que he sentido jamás, les afirmé que estaba dispuesto a matar a ese cabrón. No puedo olvidar su risa amarga y sus muecas de escepticismo. No puedo olvidar cómo la cuestionaron e interrogaron hasta que toda voluntad que ella pudiera tener de castigar lo que le hicieron, desapareció.

Aunque nunca fui tan iluso para pensar que algún día lo superaría, sí que es cierto que hacía tiempo que había aprendido a aceptarlo. Si Sarah había seguido con su vida, ¿Qué se suponía que debía hacer yo? ¿Quedarme atrapado eternamente en esa trágica noche de enero? Había conseguido dejarlo ir. No podía olvidar, pero quizás con enterrarlo en el pasado podría ser suficiente. Y si el animal que le destruyó se hubiese mantenido quietecito, puede que hasta lo hubiese conseguido. Mi reacción instintiva al leer el mensaje de Nick había sido correr. Sin embargo, lo que se materializó en mi lenguaje corporal acabó siendo muy diferente: un gesto de espanto se apoderó desde mis ojos hasta mi boca. Y que hasta el último individuo que nos rodeaba me estuviese mirando fijamente, no mejoraba para nada la situación.

Cuando creo que el mundo está a punto de deshacerse bajo mis pies, un rayo de luz de lo más cegador me demuestra que estoy equivocado.

Los dedos de Lexie se entrelazan con los míos con suavidad. Ella duda, pero eso no le impide recorrer la casi inexistente distancia que nos separa y llevar con delicadeza mi cabeza a su pecho. Me siento como un niño pequeño. Como un bebé que llora desconsoladamente entre los brazos de su madre.

—Todo saldrá bien, Axel. Tranquilo. Estás teniendo un ataque de pánico. Inhala, exhala. Inhala, exhala. Así, muy bien. Sigue respirando —susurra ella con su voz angelical.

—¿Podemos irnos de aquí? —consigo decir unos minutos después cuando he recuperado el control sobre mi cuerpo y mis sentidos.

Lex no me contesta, se limita a asentir y a tomarme fuerte de la mano mientras me lleva al exterior. No sé a dónde vamos, pero cuantos más lejos estemos de aquí, mejor. No quiero ir a casa. No quiero ir a ningún lugar en el que haya alguien más aparte de nosotros. Ella parece leerme la mente y se desvía por una carretera secundaria. Durante el trayecto ninguno de los dos mediamos palabra. Me dedico a observar cómo dejamos atrás un paisaje totalmente en calma a causa de la desértica madrugada. Cada vez estoy más impaciente por saber a dónde me está llevando.

El abismo del pretérito Donde viven las historias. Descúbrelo ahora