MALEDICTUS; James Potter ✔️

Capitulo catorce

NO ERES MI PADRE

MAYO 1979

— ¡Mamá!

Kendra y Sebastian miraron en dirección a la puerta para encontrar al propietario de dicha voz.

Era Credence.

Más de uno miró al pequeño niño que entró seguido de Sirius, James quien había escuchado de Kendra que tenía un hijo notó los rasgos similares entre su amigo y el pequeño.

Las pequeñas piernas de Credence corrieron a su madre para abrazarla. Kendra seguía en shock, pero al mismo tiempo feliz de volver a ver a su pequeño niño.

— Ya volví mi niño — susurró Kendra acariciandole el cabello.

— Kendra — la llamó Ariana. — Dámelo, lo llevaré a su habitación.

— Mamá— lloriqueo Credence.

Kendra dejó un beso en la cabellera oscura de su hijo. — Iré contigo en un rato, hazle caso a la tía Ari.

Credence asintió tomando la mano de Ariana quien lo llevó hasta la puerta, antes de salir abrazó las piernas de su padre.

La habitación quedó en un silencio que estremeció a más de uno, Kendra sabía por el rostro de todos que se estaban preguntando que acababa de pasar.

— Así que un hijo — habló Cora rompiendo el silencio. — ¿Qué otras cosas nos has ocultado? ¿Tu misión secreta? Quien nos asegura que eres de confianza, Salazar.

— No la provoques — habló Sebastian acercándose a Kendra.

La castaña levantó su mano para callarlo. — Déjala Sebastian, quiero saber que más tiene por decir, adelante Potter, ilumínanos con tu sabiduría.

— Tienes un hijo y no lo dijiste, no es como que seamos las mejores amigas, pero eres un miembro de esta Orden te guste o no y guardaste un secreto como ese — Cora se cruzó de brazos. — Te llevaste a una misión a mi hermano y llegaron de tal manera que nos hizo creer que se fueron de día de campo. — Cora levantó los brazos por encima de su cabeza debido a la frustración. — Tal vez con todos tus secretos esa fue la razón del porqué Klaus Salazar murió o incluso tú tuviste la culpa.

El rostro de Kendra cambió al escuchar la mención de su hermano, fue cuestión de segundos en los que Sebastian tuvo que reaccionar evitando que Kendra fuera enviada a Azkaban por asesinato.

— ¡No vuelvas a mencionar a mi hermano! ¡Saca su nombre de tu sucia boca! — la señaló Kendra. Sebastian la tomaba de la cintura evitando que se lanzara contra Cora.

Mientras Peter jalaba a Cora alejándola de Kendra. Los demás estaban sorprendidos por la forma en que la chica Potter se refirió al hermano de la ojiverde, cada día que pasaba la Coraline delante suyo dejaba de ser la chica inocente que conocieron.

Albus Dumbledore entró por la puerta encontrando la situación que se había entre ambos bandos. Ignoro por completo a los miembros de la Orden acercándose a Kendra tras verla.

La examinó detalladamente, su rostro contaba con algunos cuantos rasguños al igual que una herida en su brazo.

— Regresaste, mi niña — Albus la tomó de las manos. — Regresaste a casa mi pequeña.

Kendra cambió su semblante. Soltó un suspiro para volver a repetir la cruda realidad.

— Está muerta — Confesó. — Jennifer murió, dio su vida por mí y por James.

— ¿Eso es cierto, señor Potter? — cuestionó Albus mirando al azabache.

James dejó de abrazar a su hermana, para responder al profesor.

— Si profesor, Dumbledore — habló James tragando saliva. — La señora Salazar dio su vida por nosotros, nos dio tiempo para escapar.

Kendra cerró los ojos tras escuchar las palabras de James, el azabache le entregó el maletín que aún cargaba a Dumbledore, Sebastian supo que su misión resultó bien después de todo.

Tras la discusión que tuvieron en la habitación de arriba, comenzaron a irse dejando a pocas personas, entre ellos los Dumbledore y Grindelwald.

Kendra bajo las escaleras en búsqueda de un poco de agua encontrándose con la persona que menos deseaba ver en ese momento.

— Al fin llegaste — hablo Aberforth al verla por el reflejo del cristal.

— No gracias a ti — respondió Kendra mirándolo.

— Así que viste a tu madre — Aberforth intentó entablar una conversación. — ¿Qué tal esta?

— Muerta — confesó sin rodeos Kendra, dejó el vaso en la barra de golpe. — Todos estos años me hiciste creer que fue mi culpa que ella nos dejara, cuando fuiste tú quien se separó de ella por tus celos, si ella no te amaba la hubieras dejado, te hubieras ido, Aberforth en lugar de llevarte a sus hijos a la fuerza.

Aberforth no se contuvo y soltó una bofetada a quien era su hija. Kendra llevó su mano a su mejilla para después escupir sangre en la barra de madera frente a ellos.

— Tu no eres mi padre.

— Cuida bien tus palabras, Arabella  — la señaló Aberforth. — Te guste o no, sigo siendo tu padre y vives en mi casa.

— Mi hermano mayor murió por tu culpa — señaló Kendra casi a gritos. — Credence murió solo, se convirtió en un obscurial y nunca lo buscaste hasta que fue tarde — Kendra recordaba aquella historia sobre su hermano Credence Barebone, razón por la cual llamó en su honor a su hijo. — Cuando decidiste buscarlo ya era tarde, nos trataste mal a Klaus y a mi, nos dejabas a nuestra suerte y cuando él murió ¿que fue lo que dijiste? — Kendra se hizo la que no recordaba para ver si Aberforth mostraba algún arrepentimiento. — El chico se fue, una carga menos. Esperaba un abrazo de mi padre que jamás llegó.

El pecho de Kendra subía y bajaba debido a la ira en su interior, Aberforth la veía, veía como su hija le reclamaba y por más que ella tuviera razón él jamás lo admitiría en voz alta.

— ¡Si vuelves a salir de esta casa para una misión con tu tío no regreses! — amenazo. — Te lo advierto, Arabella.

Ella solo cerró sus ojos, había sido demasiado bueno para ser verdad, Aberforth jamás le diría su versión de la historia.

— Está dejó de ser mi casa hace años — Kendra subió las escaleras dispuesta a ir por sus cosas, se detuvo. — Créeme que Credence jamás te dirá abuelo, jamás.

He subido un nuevo fic con Sirius Black por si les interesa, se llama Another Love <3