MALEDICTUS: Una maledictus son individuos del sexo femenino cuya sangre está maldita, lo que les permite trasformarse a voluntad en alguna criatura, aunque con el tiempo las lleva a transformarse en una bestia permanentemente.
Donde Kendra se une a...
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BUSCANDO A JENNIFER SALAZAR
MARZO 1979
A la noche siguiente, la Orden fue reunida nuevamente. Todos en aquella comenzaban a familiarizarse con ciertas formas de el lugar, incluso Aberforth Dumbledore fue convocado, siendo la reunión en la parte baja del establecimiento.
Los únicos dos que faltaban eran Kendra y Albus Dumbledore, los dos tuvieron una conversación seriamente donde acordaron los términos de dicha misión.
— Kendra — la llamó Albus antes de que saliera, ella se detuvo. — Se que nunca te he detenido en una misión o en cualquier decisión que tomas, pero...
— Vas a decirme que es una misión suicida y que no debería de ir a buscarla cuando fue ella quien me abandonó con Aberforth.
Albus soltó una risa al escucharla. ¿Cuánto había crecido su pequeña niña?
— Disculpa que me ponga sentimental, Kendra, pero a veces olvido que ya no eres esa pequeña niña que corría por Nurmengard.
Kendra sonrió sin mostrar sus dientes.
Cuando su padre o mejor dicho Aberforth Dumbledore descubrió la situación, como él quería llamarlo de su hija, la envió con su hermano quien podría ayudarla mejor.
— Deje de ser una niña y crecí, así como tú ¿esa es una cana? — fue turno de Albus reírse. — Voy a estar bien.
— Yo lo sé— admitió Albus. — Pero no está de más pedirte que te cuides.
Los dos salieron de la habitación bajando las escaleras. El sonido de los tacones de Kendra rompían el silencio que abundaba logrando las miradas en ella.
— ¿Para que estamos aquí? — preguntó Coraline siendo regañada por su hermano.
James seguía sin entender el comportamiento de su hermana al estar Kendra en la Orden, no se creía esa excusa acerca de la enemistad de Slytherin y Gryffindor, había algo más.
— Kendra tiene una misión. — habló Albus.
— Por fin se irá — casi festejó Cora recibiendo malas miradas. — ¿Enserio?
— Cora, cállate por una vez y deja que Albus hable o tendré que quitarte la boca — amenazo Saori cansada de los malos tratos de la Potter hacia su mejor amiga.
Cora estaba por refutar, pero James la jalo haciendo que guardara silencio.
— Kendra tiene una misión — repitió Albus nuevamente. — Una misión personal, y no quisiera que fuera sola.
— Ella es perfectamente capaz de cuidarse sola — Cora una vez más se quejó. — Lo ha dejado en claro muchas veces, además siempre fallan sus misiones ¿qué nos asegura que está no fallará también?
Ariana estaba por hablar, pero Sebastian la contuvo.
— Si quieres mi muerte debes ven tú ha hacerlo, no esperes que alguien más lo haga — sentenció Kendra cruzando sus brazos y mostrando ese brillo verde en sus ojos.
Coraline la miró de mala manera deseando poder hacer lo que le pidió, matarla.
— Señorita Potter — habló Albus de manera amable. — Kendra es de mis mejores aurores y no dejare que vaya sola, he decidido que sea James Potter quien vaya con ella.
— ¿Qué? — preguntaron James y Sirius al mismo tiempo.
— No — negó Sirius. — Iré yo.
— Canuto...
— ¡Ya basta! — gritó Kendra, un leve brillo se mostró en sus ojos haciendo retroceder a más de uno. — No es decisión de ninguno de aquí presente, Albus ya decidió y será James quien irá.
Sirius abrió su boca para apelar la decisión, la mirada de Kendra le dio a entender que no hiciera nada. Hizo una seña para decirle que la siguiera.
Ambos salieron del lugar, escuchando aún la pelea entre los presentes, sobre todo de Coraline. Antes de salir Kendra vio a Aberforth quien fingía seguir limpiando.
— ¿Qué mierda fue eso, Black? — cuestionó Kendra al verlo.
— ¿Porqué no quieres que te acompañe? — respondió Black con otra pregunta. — ¿Porqué tiene que ser James?
— No tengo por qué darte explicaciones, que yo recuerde no somos nada.
— ¡Soy el padre de tu hijo!
— ¡Tu responsabilidad es con Credence no conmigo! — le respondió Kendra molesta.
La mirada de ambos demostraba molestia, Sirius deseaba que ella cediera un poco, que lo dejara ir, pero vamos, Kendra no lo haría.
— ¿Cuál es tu misión?
— No es asunto tuyo.
— ¡¿Cuál es?!
— ¡Buscar a mi madre! — le gritó Kendra abriendo sus ojos dejando ver aquel brillo verde con intensidad.
Sirius no se asustó, había visto ese brillo antes y no le daba miedo.
— Solo yo se lo que significa buscar a tú madre, debo ir — ella negó, Sirius pasó su mano por el cabello con frustración. — Entonces dile a Sebastian que vaya.
— No le dire que vaya — aseguró. — Él no puede dejar sola a Saori, y mucho menos a Ariana, está embarazada.
Sirius levantó sus manos arriba de su cabeza en señal de frustración quería arrancarse los pelos, no podía debatir contra Kendra por qué sabía que ella jamás le daría la razón.
— Si vamos los dos y algo malo sucede Credence se quedará con mi padre y Aberforth no es el mejor ejemplo de la vida — Kendra lo decía con sinceridad, pero también con ganas de librarse de Sirius. — Tienes que prometerme que si algo malo me sucede estarás allí para él, ya no puedes escapar.
Sirius no hablo, se acercó a Kendra empujándola hacia su cuerpo para abrazarla. La necesidad de sentirla entre sus brazos fue más fuerte que su raciocinio.
— Nada va a pasarte — susurro Sirius.
El Black estaba por marcharse, pero regresó a verla acuñando su rostro entre sus manos y apegando sus labios.
La de ojos verdes en lugar de apartarlo, le siguió el beso estando consciente de las consecuencias, pero si ese sería su último beso de la vida tal vez darlo con su ex no sonaba mala idea.
James quien había salido para buscar a Kendra presenció aquella escena, cerrando la puerta sintiendo un pequeño pinchazo en su pecho.