Capitulo dos

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ORDEN DEL FÉNIX

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ORDEN DEL FÉNIX










La orden había sido reunida con urgencia aquella noche, pero no fueron sus reuniones habituales en las Tres Escobas, Dumbledore los envió a Cabeza de Puerco.

Al llegar fueron recibidos por un hombre que no fue lo suficiente amable. Solo los envío al piso de arriba.

— Dumbledore ¿porqué no ha empezado la reunión? — preguntó Sirius mientras jugaba con su varita. — No creo que por estar más tiempo esperando sea menos importante.

— Sirius... — le regaño Remus.

— Falta un miembro más— les comentó Dumbledore logrando que se miraran entre ellos buscando al faltante. — Tendremos aún nuevo miembro.

— Espero no sea Quejicus — susurro Sirius a los hermanos Potter quienes asintieron.

La puerta se abrió dejando ver a una persona con capucha. Sirius frunció el ceño confundido.

Aquella persona traía una capa con capucha cubriendo su rostro por completo. Dumbledore le susurró algo para después ver como unas manos femeninas quitaban de su rostro la capucha dejando ver a una mujer de no más de dieciocho o diecinueve años, al igual que su cabello café oscuro y unos ojos verdes con una tonalidad de negro.

— ¿Kendra? — cuestionó Sirius confundido al ver a aquella chica delante suyo.

— ¿Kendra? — preguntó James igualmente confundido al ver a su ex compañera de colegio y ex premio anual de Slytherin.

— ¡Kendra! — la felicidad en la voz de Ariana Dumbledore confundió a más de uno presente.

La mirada de Kendra se desvió a la voz de Ariana descubriendo que estaba al lado de Dumbledore y de Sebastian.

— ¿Qué hace ella aquí? — preguntó Coraline Potter al verla. — Suficiente tenemos con los Grindelwald.

Kendra miró a Coraline entrecerrando sus ojos.

— No vengo a ser tu amiga, Potter. Estoy aquí porque Dumbledore me lo pidió fin de la discusión.

Un silencio se formó, al igual que una pelea de miradas entre Kendra y Coraline. La enemistad de ambas remontaba a su época de estudiantes, cuando Kendra le lanzó una bludger a Cora en un partido.

— Creo que es mejor escuchar la propuesta antes de pelear — intentó razonar Remus.

Sirius seguía en silencio mirando en ocasiones a Kendra quien fingía ignorarlo.

— Gracias señor Lupin — habló Dumbledore por fin. — Le he pedido a Kendra unirse a la Orden. Voldemort ha estado uniendo más poder y está descubriendo nuestros puntos débiles.

— No la queremos aquí — Cora se cruzó de brazos mirando a la Slytherin. — Kendra Salazar solo será un estorbo. ¿Quién nos asegura que no será una traidora?

Kendra ni siquiera se detuvo a verla. Una leve sonrisa se formó en su rostro tras escuchar el apellido en que fue nombrada, olvidaba que lo había usado en el colegio. Ignoro por completo el comentario de la joven Potter.

— No vengo para ser su amiga, Dumbledore pidió mi ayuda, fin de la discusión — repitió Kendra. — Te guste o no, ya acepte.

— Te estaré vigilando, Kendra — le amenazo Cora. — ¿Porqué no has dicho una palabra? ¿El ratón te comió la lengua?

Cora miró a Sirius, quien ya se hubiera quejado de la presencia de otra serpiente en el grupo. Pero en cambio permanecía en silencio.

Los ojos grises de Black chocaron con los verdes de Kendra por primera vez desde que llegó, ambos se miraron pero la joven desvió su vista rápidamente.

— Kendra, ¿crees que podríamos hablar en privado?

La pregunta de Sirius sorprendió a más de uno de sus amigos. La joven hizo una seña de que salieran.

Tras cerrar la puerta, la pelea continuó siendo Coraline quien se seguía quejando por la llegada de Kendra y Sebastian quien se empeñaba en defenderla.

Al salir del establecimiento la oleada de frío golpeó a Kendra quien dejó su capa adentró, pero no iba a regresar.

Sirius notó como la joven castaña se abrazaba a sí misma por el frío, quitó su chaqueta y la pasó por los hombros de ella.

— ¿De qué quieres hablar? — preguntó con un tono de fastidio.

— Quiero saber cómo estás — intento mirarla. — ¿Cómo está él?

Kendra soltó un suspiro al pensar en Credence. Sirius Black es el padre de su pequeño niño, habían tenido encuentros casuales en el colegio, y de una noche de copas tuvieron a su hijo.

— ¿Ahora quieres ser un padre responsable? — preguntó Kendra casi riéndose en la cara de Black.

Sirius sabía que se merecía su desprecio. No actuó como un padre responsable y solo estuvo en el nacimiento de su hijo para después desaparecer.

— Kendra, yo...

— Déjame decirte una cosa Black — Kendra lo miró, aquellos ojos verdes que podrían asesinarte si pudieran, aquellos mismos que aún le sacaban suspiros a Sirius. — Si estás preguntando por Credence es porque te interesa su vida y no quiero que mi hijo se ilusione.

— Es nuestro hijo — corrigió Sirius. — Quiero hacer las cosas bien, Kendra. Ser su padre, estar en sus momentos de colegio, enseñarle a montar en escoba, llevarlo a comprar sus cosas, pero sobre todo quiero que sea a quien llame papá.

Kendra lo meditó unos cortos segundos. Por ella no le hacía falta la ayuda de Sirius en absoluto, pero no podía opinar por su hijo y menos cuando él menor preguntaba por él cada noche.

— Bien, pero que te quede claro que solo será por Credence, no intentes ser una pareja conmigo, ya fallaste en eso.

Kendra entró al lugar, dejando a Sirius solo en el frío, antes de irse le dio su chaqueta negra.

Sirius sonrió, muchas veces se había lamentado por haber dejado a su hijo solo y también por haber abandonado a Kendra cuando ella más lo necesitaba, pero sabía que si le decía las razones de su escape pensaría que estaba siendo un pequeño niño al actuar de esa forma. Muchas noches se lamento por no haber estado en las primeras noches o primeros pasos, y tal vez no era tarde para una segunda oportunidad y quien sabe, tal vez podría conquistar a la chica que lo flecho desde quinto año.

MALEDICTUS; James Potter ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora