CUMPLEAÑOS CREDENCEEl tres de noviembre había llegado, el cumpleaños de Credence Black y Sirius Black.
Algo casual y gracioso si se lo preguntan, padre e hijo cumpleaños el mismo día.
Bellatrix Lestrange subió las escaleras de la Noble Casa de Los Black donde se llevaría acabo la fiesta del pequeño Creedence.
— ¿Creedence? — preguntó Bellatrix buscándolo. Se adentró al cuarto de Sirius. — ¿Creedence?
El pequeño estaba escondido en el closet de su padre.
Bellatrix rodó los ojos poniendo sus manos en su cintura en forma de jarra, el pequeño si tenía la sangre de Sirius Black corriendo por sus venas.
— Credence Scorpius Black, sino sales ahora de tu escondite le dire a tu padre que no iremos a Francia.
El pequeño Credence estiró su pie empujando la puerta del closet donde estaba escondido. Bella se agachó para estar a su altura.
— ¿Qué haces allí adentro, cariño?
Credence hizo un puchero. — No quiero una fiesta de cumpleaños. A mamá le gustaban y ella no estará para cuando sople las velas.
El puchero en el rostro de Credence la hizo sentir triste, se acomodó mejor en el suelo para poder estar cerca de él menor.
— Credence, tú madre amaba los cumpleaños y nosotros no los festejamos, pero sabes ¿por qué estamos festejando tu vida hoy?— el pequeño negó. — Por ella. Por Kendra Salazar. La mujer más brillante, por que su sacrificio no debe quedar en vano, es nuestro turno de cuidar de ti.
El chico no parecía del todo convencido, extrañaba a su madre cada día. No negaba que pasar tiempo junto a su abuela Walburga o con su padre era una de las experiencias que más amaba, o cuando su tía Bellatrix le dejaba dibujarle mariposas en el brazo o cuando Narcissa lo dejaba cuidar de Draco como si fuera su hermano pequeño. Pero nada se comparaba a tener por un instante una vez más a su madre, poder abrazarla y decirle cuanto la amaba.
— Te dire un secreto — Bellatrix estiró sus brazos. Credence no estaba del todo convencido, se acercó a ella sentándose en las piernas de su tía. — Cuando era más pequeña mi madre Cruella, me presento a un pequeño bebé al que nombraron Sirius, tu padre — Credence sonrió. — Mi madre me hizo prometer que él sería mi responsabilidad desde ese momento. Hice una promesa ese día "mi primo, mi responsabilidad" la cumplí todos los días desde ese momento, incluso cuando se fue de la casa. Ahora esa promesa te abarca a ti ¿aceptas?
Credence asintió. — Mi tía, mi responsabilidad— la abrazó.
Bellatrix desde hace unos años no se veía como una madre amorosa, una mujer que estaría dispuesta a cuidar de un pequeño ser, podía hacerlo con sus primos y hermanas. Pero al ver a Credence entre sus brazos y sentir todo el cariño que le tenía, pensaba en convertirse en su madre de alguna forma, cuidarlo y protegerlo como Kendra lo hubiera querido.
— Será mejor que vayas abajo, te está esperando tu abuela — hablo Sirius desde el umbral, escucho aquella conversación.
Credence besó la mejilla de su tía Bella y salió corriendo de la habitación buscando a su abuela.
— ¿Aún recuerdas esa promesa? — preguntó Sirius confundido.
— Cada día desde que naciste — respondió Bellatrix. — No la he olvidado ni por un segundo.
— Pero tú intentaste herirme cuando me fui de casa.
— No te estaba lastimando — suspiró. — Intentaba protegerte ¿Quien crees que le aviso a nuestro tío? ¿Quién crees que le pidió ayuda a Andy? ¿Quién crees que desviaba a Voldemort de tu búsqueda? — Sirius la miraba con sorpresa. — Prometí protegerte hasta el día de mi muerte y eso haré.
— Mi prima — le sonrió Sirius. — Mi responsabilidad.
Sirius también veía en Bellatrix a una hermana mayor, la hermana que no tuvo. Se protegían el uno al otro a pesar de llevarse como perros y gatos ante los demás.
— ¿Vas a ir a Francia con nosotros?
— Ni creas que te librarás de mi — sonrió Lestrange.
Los dos primos salieron con una sonrisa en sus rostros, estaban regresando a ser aquellos hermanos que alguna vez fueron, sin duda, Kendra Salazar se convirtió en la persona que volvió a unir a los Black.
A la hora del pastel, Bellatrix sacó uno de chocolate mientras Narcissa llevaba uno de fresas.
— Tenemos dos festejados hoy — habló Narcissa. — Sirius y Credence.
James tenía en brazos a Harry, mientras Walburga sostenía a Arabella. Los presentes comenzaron a cantar la canción de feliz cumpleaños para ambos festejados.
Sirius sonrió acariciando el cabello de su hijo, los ojos de Credence permanecían mirando la llama de la vela en el pastel.
— Soplen la vela y pidan un deseo — murmuro Andy.
Sirius sopló la vela primero, tenía un sueño, una ilusión, un deseo, pero ese deseo jamás se lograría hacer realidad. Su chica jamás regresaría a su lado, ni siquiera la vería del brazo de James.
Credence negaba con la cabeza. Bellatrix supo que estaba sucediendo, se acercó a él.
— Cariño — le acarició la mejilla. — Te parece si soplamos la vela juntos.
Credence asintió. Junto a Bellatrix los dos soplaron la vela antes de que la cera comenzara a caer en el pastel.
Credence tomó un poco de pastel con su dedo y lo colocó en la punta de la nariz de su tía. Bellatrix se rio ante aquella escena, estaba feliz de ver al pequeño sonreír de nuevo.
Sirius fue el más alegre al ver como su hijo comenzaba a sonreír de a poco otra vez, sabía que Bellatrix siempre sería tu tía y Kendra siempre sería la madre que lo cuido, pero si la joven Lestrange podría cuidar de él y darle la figura materna que pedido, no se lo quitaría.
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MALEDICTUS; James Potter ✔️
FanficMALEDICTUS: Una maledictus son individuos del sexo femenino cuya sangre está maldita, lo que les permite trasformarse a voluntad en alguna criatura, aunque con el tiempo las lleva a transformarse en una bestia permanentemente. Donde Kendra se une a...