MALEDICTUS: Una maledictus son individuos del sexo femenino cuya sangre está maldita, lo que les permite trasformarse a voluntad en alguna criatura, aunque con el tiempo las lleva a transformarse en una bestia permanentemente.
Donde Kendra se une a...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
REGRESARON
MAYO 1979
La cueva en la que vivía Jennifer no era demasiado grande o pequeña, pero lograba que por primera vez Kendra sintiera un hogar.
Jennifer había sido quien canalizó su brazo para las bolsas de sangre. James se encargaba de hacer guardias mientras madre e hija pasaban tiempo juntas.
— Él es Credence — Kendra sacó una fotografía de su hijo que llevaba.
Jennifer la tomó mirándola, sonrió al ver la imagen del pequeño niño.
— Se parece a Nick cuando era pequeño — río Jennifer. — Extraño a tu hermano.
Kendra cerró los ojos y una pequeña lágrima resbaló de su mejilla.
Hablar de Klaus era un tema que nunca soporto, de no ser por Sebastian tal vez ella se hubiera hundido en una profunda depresión.
— Lo extraño todos los días.
Jennifer acarició la mano de su hija, las dos perdieron a alguien que amaron, pero Jennifer había perdido a un hijo y ese dolor nunca lo había podido quitar.
— Cuando tu hermano murió le pedí a Aberforth estar para ti en su funeral, claramente me lo negó dijo que ya te había hecho el daño suficiente.
Kendra cerró los ojos tras escucharla, su padre ni siquiera en su momento más vulnerable dejó que su madre se acercara a ella. Cada minuto lo odiaba más.
— Fui yo — Kendra la miró. — Fui yo quien le dijo a Albus que te hablara de la profecía, la escuché y lo llame, sabía que hablaba de ti mi dulce niña.
Jennifer acarició la mano de su hija, estiró su brazo para abrazarla. Por primera vez en casi veinte años Kendra podía sentir el amor maternal entre sus brazos y lo adoraba.
— El amor es debilidad mi dulce niña — quito un mechón de su cabello. — Pero he visto como te mira ese chico, y es esa clase de amor que te vuelve loco, te deja sin defensas y te arranca todo de tu alma. Lo sé, porque así fue como ame a Killian.
Kendra guardó silencio, claro que ella había amado antes. Amo a Klaus, ese amor incondicional de hermanos, ama a los Grindelwald y a Ariana como a unos hermanos y ama a Albus Dumbledore como si fuera su propio padre.
Sabía de qué clase de amor hablaba su madre, pero la única vez que ella amo con tanta intensidad le rompieron el corazón, sus piezas tuvo que unirlas ella misma con hilo y aguja, aún sangraban si se detenía a pensar en ellas lo suficiente.