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El joven chilló agobiado y dió vuelta los ojos  conteniendo las ganas de romper el pedazo de tela que rodeaba su cuello.

— Qué te pasa.

Su novio, que lo miraba desde la otra punta de la habitación en silencio, preguntó algo divertido.
Obviamente no se iba a reír ni a decir nada, era demasiado inteligente como para saber que no debía meterse con él cuando se encontraba así de frustrado.

Matsuno lo miró a través del espejo e hizo un puchero leve. Ese solo gesto bastó para que su pareja se acercara hacia él y tomara la corbata con la que estaba luchando hace más de 30 minutos, logrando hacerle el nudo en unos pocos segundos y de una forma muy fácil.

— Listo tonto.

Inevitablemente el rubio no pudo evitar mirar de arriba a abajo al pelinegro.

— Estas tan jodidamente sexy —comentó llevando sus manos al cuello contrario, acercando mucho sus caras—. Digo que nos quedemos en casa y tengamos sexo durante muchas horas.

Baji soltó una carcajada y le dió un pico.

— Probablemente los chicos vengan a buscarnos a patadas. Además, estoy muy lindo y si no vamos la gente no podría apreciar mi belleza.

Chifuyu le dió un suave golpe en el hombro. 

Antes de que pudiese contestar el teléfono celular del pelinegro comenzó a sonar indicado una llamada entrante. En la pantalla se podía ver el nombre de "enano diabólico".

— Espero que no salga con otra de sus ocurrencias antes de la ceremonia —Keisuke tomó el aparato y contestó poniendo el alta voz, aún manteniendo la cercanía que tenían—. Mikey, hola.

— DÓNDE ESTÁN.

Bien, menos mal que estaba el alta voz, sino probablemente el grito de su amigo le hubiese roto un tímpano.

— Estamos en camino, iremos a buscar a mi madre y la de fuyu primero.

— NO TARDEN MUCHO, ESTOY NERVIOSO Y KOKONOI NO AYUDA EN NADA.

— ESTÁ LOCO, YA NO LO SOPORTO. — otra voz interrumpió la línea, claramente era Koko que se encontraba sufriendo de los maltratos proporcionados por el nervioso futuro esposo de Draken.

— Mikey, cálmate.

— Gracias por tu gran consejo crack, la verdad no sé que haría sin ti —aunque estuviesen en llamada, era más que obvio que estaba siendo irónico—. No tarden mucho o juro que en vez de casarme van a tener que enviarme a la cárcel porque voy a cometer un crimen de odio.

Y colgó.

— Bueno, me parece que no vamos a poder tener nuestra jornada extensa de sexo.

Chifuyu rió y se separó para colocarse el saco del traje. Ya estaba listo para salir.

[...]

Luego de haber llegado al lugar donde se llevaría a cabo la ceremonia, Baji dejó a su novio, a su madre y a su suegra en el salón principal y se dirigió casi corriendo hacia la habitación donde se encontraba su mejor amigo.

— YA LLEGUÉ. — gritó abriendo la puerta de golpe.

Gracias a Dios no había rastros de asesinato.

—¡POR FIN! — Kokonoi chilló feliz y se tiró a los brazos del pelinegro, envolviendolo en un abrazo bien fuerte y sintiéndose verdaderamente aliviado. Mikey lo estuvo volviendo loco.

HATE TO LOVE | bajifuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora