Demons [Supernatural]

Crossroad Blues II

—¿Cómo se llama el hombre?— preguntó Sam subiendo las escaleras del edificio al que Dean los había llevado

—George Darrow, asiduo cliente en Lloyd's— contestó

—Su casa no emula para el programa de TV sobre remodelación—

—Sí, sea el pacto que haya hecho no fue por dinero, ¿quién sabe? Tal vez nos encontremos su casa llena de nenas en bikinis— comentó para chasquear la lengua, Julia negó —Sólo digo que a este tipo se le acerca la hora de pagar una deuda, espero que al menos se haya divertido—

—Miren eso— señaló Sam cuando llegaron a la puerta, en el espacio entre la puerta y el piso se notaba un montón de polvo color negro, los tres se hincaron para tomar un poco

—¿Qué es, pimienta?— entonces se abrió la puerta dejando ver a un señor

—¿Quiénes rayos son ustedes?—

—¿George Darrow?— preguntó Dean

—No compro nada— dijo para intentar cerrar la puerta, el rubio lo detuvo

—Creo que lo que está usando no sirve— dijo, el hombre miro de reojo al piso —Cuando quiera alejar algo malo, tiene que usar sal—

—No se de qué está hablando—

—¿Qué le parece esto?— preguntó sacando su foto —Dígame, ¿no ha visto al hellhound?—

—Señor, queremos ayudar— explicó Sam —Por favor, solo minutos—

Al entrar al departamento Julia se detuvo a observar el lugar que estaba repleto de pinturas, materiales artísticos y uno que otro mueble.

—¿Qué es eso en la puerta?— preguntó curiosa

—Tierra de tumba— respondió, los tres lo miraron confundidos —¿Dicen que saben sobre esto, pero no saben de la tierra de tumba?—

—Sabemos un poquito de todo— le dijo Dean luego de atrapar la bolsa con tierra George la había aventado —Lo suficiente para que seamos peligrosos—

—¿Qué es?—

—Hudu, mi abuela me enseñó— respondió —Aleja a los demonios—

—De demonios sabemos— comentó Julia irónica

—Entonces, guárdenselo bien— les dijo —Quizá les sirva de algo...quedan cuatro minutos—

—Señor Darrow, sabemos que está en problemas— le dijo Sam

—A los que usted se metió— Julia golpeó el brazo de Dean

—Pero tiene remedio, ¿cierto?— preguntó —Tiene que haber una salida—

—Escuchen, sé que quieren ayudar, pero a veces uno hace la cama, y otros vienen y se acuestan en ella— dijo tras sentarse en su sillón —Yo fui quién llamó al demonio para empezar—

—¿Por qué lo hizo?—

—Fui débil, o sea, ¿quién no quiere ser famoso?— respondió —¿Quién no quiere que su vida valga algo?, yo sólo...yo jamás pensé el precio—