Capítulo 11

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Suelta mi cabeza y se separa de mí, pero no demasiado, me está mirando muy sorprendido, tanto como si hubiera visto un fantasma, yo no sé dónde meterme, no puedo ni mirarle a los ojos, ahora ya sabe que todo lo que le he estado diciendo de mi marido es mentira.

-¿Nunca te has besado con nadie? -no digo nada- ¿todavía no has dado tu primer beso? -niego con la cabeza- Entonces lo de que estás casada. -no le dejo continuar hablando.

-Es mentira, era todo mentira.

-¿Me estás mintiendo ahora?

-No, ahora no te estoy mintiendo, es la verdad, nunca he dado mi primer beso.

-Entonces tu marido no existe.

-Bueno, Mateo sí existe, está estudiando medicina y es mi vecino, no te he mentido del todo, él sí quiere casarse conmigo.

-¿Y tú te quieres casar con él?

-No -le miro a los ojos, los tiene brillantes- a mi no me gusta él, si me quedaba en mi zona mi madre me iba a obligar a casarme con él en un mes -su rostro se vuelve serio de repente- por eso estoy aquí, yo no me quiero casar con él porque no lo amo.

-Él si está enamorado de ti.

-Sí, él sí, lleva detrás de mí mucho tiempo queriendo casarse conmigo.

-¿Y por qué quieres volver a tu casa? En cuanto llegues te van a obligar a casarte con ese desgraciado.

-Lo sé, pero eso es mejor que quedarme aquí.

-Puedes quedarte aquí conmigo.

-Prefiero volver a mi zona.

-Allí te van a obligar a casarte en cuanto vuelvas.

-No me quiero quedar aquí tampoco.

-¿Y que vas a hacer entonces?

-Tengo pensado alquilar un piso en la zona segura en cuanto pueda volver, me pondría a trabajar de lo que sea mientras estudio en la universidad. -él se queda callado unos segundos, me mira todavía muy sorprendido.

-¿En serio nunca has dado tu primer beso? -niego con la cabeza- ¿por qué me has estado mintiendo? -agacho la cabeza.

-No quería que te rieras de mi. -coge mi mentón con sus dedos y levanta mi cabeza.

-No me voy a reír de ti por eso princesita -me quedo callada, el sonríe- si yo ya veía raro muchas cosas, no me creía del todo que estuvieras casada, te delataste tú sola al decir que habías llegado al orgasmo en tu primera vez, ahí me di cuenta de que no tenías ni idea de ese tema, era imposible que estuvieras casada.

-¿No se puede llegar al orgasmo en tu primera vez?

-Es raro, a las mujeres os duele mucho y apenas podéis disfrutar.

-Parece que te has acostado con muchas mujeres vírgenes. -sonríe sin mostrar sus dientes.

-Nunca me he acostado con ninguna mujer virgen -abro los ojos sorprendida- aquí las mujeres pierden muy rápido la virginidad sabes.

-Sobre que edad más o menos.

-13 años o 14, incluso conozco a mujeres que lo hicieron por primera vez a los 12 años. -ahora le miro aún más sorprendida- sabía que no estabas casada, también sabía que eras virgen, cuando te toqué casi te da un infarto y eso no es normal en alguien que ya lo ha hecho, pero lo del beso si que no me lo esperaba.

-¿Nunca me has creído?

-Sí, bueno, muchas veces pensaba que me mentías y otras pensaba que me decías la verdad, no se te da nada mal mentir.

Él, mi peligro... Ella, mi perdición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora