- " Una nueva alianza "

129 11 19
                                    

¿Cómo mierdas quieres que me calme? Literalmente estuvimos todo el día buscando a ese maldito farsante e incluso ya debió pasar en frente de nuestras narices.— Decía hacia el japonés aún enojado

Tranquilo, ya lo vamos a encontrar, escuché que su hija trabaja aqui.— Dijo Imperio Japonés tratando de calmar a su jefe.

—¿No es esa de allá?— Preguntó Fascista señalando a dos hermosas mujeres que cantaban y bailaban a la par, seduciendo a todo aquel que las mirara.

Los tres aliados esperaron a que el show terminara y fueron detrás del escenario, dónde esperaba Kodima.

¿Ustedes quienes son? ¿Con que permiso entran aquí?

Permiteme presentarme, Third Reich.— Hizo una pequeña reverencia— Mis aliados, Imperio Japonés e Italia Fascista.— Señaló a sus acompañantes

¿Necesitan algo?

—Buscamos a Witchland.

¿Mi padre? Él está por allá.— Señaló a Lucrya y a Witchland bajando del escenario.

¿Cómo que era mujer?— Fascista veía sorprendido a "ambas chicas"

Oh dios...— Third Reich quedó cautivado con la belleza de Witchland en forma femenina.

Las dos wilerianas bajaron y fueron donde Kodima, quién estaba acompañado de esos tres raritos

Lo siento, no firmamos autógrafos.— Dijo Witchland para ir con Lucrya y Kodima a sus camerinos.

¡No estamos aquí por ningún jodido autógrafo!— Exclamó Reich enfurecido y corrió hacia ellos, mientras sus dos aliados, con fastidio lo seguían.— Mi nombre es Third Reich, mis aliados, I. Japonés e Italia fascista.

Un placer, entonces ¿Por qué estan aquí?— Preguntó Witchland, entrando a su oficina mientras Lucrya y Kodima se iban en otra dirección.

Queremos... Hacer un trato contigo.

—¿Qué clase de trato? — Se apartó para dejarlos entrar — Adelante.

—Queremos hacer alianza contigo, hemos oído que tienes buenos recurs...— No terminó de hablar ya que el Wileriano tomó forma original.

Los tres aliados estaban algo impresionados, pero uno de ellos en especial había sentido algo, y no era Reich quién al principio estaba cautivado por la belleza femenina, si no Imperio Japonés, quién se sintió raro al ver a Witchland.

—...Cómo decía, tienes buenos recursos, entonces queríamos saber si puedes apoyarme a recuperar mi territorio y a terminar con el tratado de Versalles.— Su tono de voz era más seco, ya que se decepcionó al ver la realidad de ese semejante cuerpo

Hm, claro, ¿Qué recibo a cambio?— Dijo con tono seductor, moviendo su alargada cola puntiaguda, Imperio Japonés temblaba de lo lindo que se veía.

¡¿Dinero?! ¡¿Armas?! ¡¿Defensa?! ¡Lo que necesites!— Exclamó el japonés ofreciendo hasta su vida, vaya simpático...

Que tierno, bien, acepto el trato.— Dijo Witchland soltando unas risitas de ternura, acariciando las mejillas del japonés, a lo que Reich los miró con algo de fastidio.

Si, bueno.. toma los papeles para poder tener la alianza.— Dejó con incomodidad los papeles para poder firmar.

Witchland dejó las mejillas de Imperio japonés, quién reaccionó asustado porque realmente le gustaron las caricias, Fascista lo miraba aguantando la risa.

El Wileriano se sentó en su escritorio, sacó su pluma, leyó el contrato, por supuesto y sin más, lo firmó.

—Listo querido, ahora somos aliados.— Extendió su mano, Reich la apretó para así finalizar y sellar una nueva amistad.

Reich sin más, se despidió de Witchland con una cordial reverencia, el Wileriano respondió haciendo lo mismo.

—Vamonos de aquí.— Dijo Reich jalando a Fascista del brazo.

Imperio Japonés estaba perdido con Witchland, y se quedó ahí.

—¿Qué pasa querido? ¿No deberías ir con Reich?

—Es que... Verás.. me pareciste.. lindo, así que quería ver si podríamos.. tu sabes, conocernos más, no lo sé.— Habló con algo de timidez

—Que tierno, me encantaría.— Dió un pequeño beso en su mejilla, a lo que el japonés se sorprendió y su cara se puso totalmente roja

—¡Ah! ¡Y-yo...! Ehh..— Tenía voz temblorosa

Se quedaron un rato viéndose embobados, para por un momento acercarse más y más hasta el punto de un beso, pero justo cuando sus labios estaban rozandose, Third Reich interrumpió ese majestuoso momento.

—¡Imperio, maldita sea! ¡Dije que nos vamos!— Exclamó mucho más furioso tomando al japonés de los brazos y empujandolo afuera. —Una disculpa por este pequeño inconveniente, Witchland, si me disculpas, ahora sí nos largamos.— Dijo cerrando la puerta.

—Adios, ¡Buena suerte!~— Dijo despidiéndose con la mano, para después quedarse procesando, ¿Qué acaba de pasar? Le hubiera encantado probar los labios de aquel tímido japonés.

—¡¿Qué mierda te pasa, imbecil?!— Sacudía el alemán al japonés con enojo, pero el japonés no reaccionaba, estaba un poco atontado por lo que pasó.

—Apenas empezaron a ser aliados y ya cogieron.— Dijo Fascista burlándose, haciendo que Imperio Japonés, de imaginarlo, se sonrojara mucho más y terminará casi desmayado.

—¡Italia! ¿Ves lo que haces?— Le reclamó.

Tuvieron que llevarse a Imperio Japonés cómo costal de papas, esto es el inicio de un romance extraño.

-'' 𝒲𝒾𝓉𝒸𝒽𝓁𝒶𝓃𝒹  ''Donde viven las historias. Descúbrelo ahora