- " Queremos ser salvados "

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Witchland se preparaba una taza de café, listo para salir a dar uno de sus famosos discursos.

No sin antes ser interrumpido por su padre, quién dijo

-Ten suerte, hijo mío.- Con una sonrisa en el rostro, dando palmaditas en su espalda

-Gracias padre, la tendré.- Se levantó decidido a hacer esto, pero las palabras de su padre volvían a hacer una interrupción en sus acciones.

-Bien, porque iremos a Polonia.- Esto hizo que Witchland se detuviera, y empezara a asustarse de aquello

-Bien...- Murmuró para así salir al balcón de su hogar, dónde lo esperaban miles de pobladores a su favor, así, empezando a dar su discurso sobre futuras generaciones, futuros arreglos, un futuro mejor para su país.

Al finalizar sus discursos, como honor a la patria, gritan

-¡VIVAT RUS!- Levantó una cruz patriarcal que en ese lugar representa tanto el cristianismo como el satanismo, libertad del cielo e infierno.

-¡VIVAT RUS!- Gritaron sus pobladores, haciendo el mismo gesto con varios objetos de valor o algunos con una cruz patriarcal

Todo salía bien, pero Witchland empezó a sentir mareos, cosa que empezó a preocupar a dos de los guardias que estaban detrás de él, Witchland se recargó en el barandal de su balcón, tratando de aguantar las horribles náuseas de nerviosismo por lo que había dicho su padre para finalmente, vomitar, menos mal los pobladores se encontraban lejos de donde vomitó, limpió sus lágrimas y sus guardias lo atendieron cuidadosamente llevándolo dentro del hogar, Rykzal, su hijo capital, salió a decir que regresarán a casa antes de que algo más pase, a lo cual sus pobladores hicieron caso y se marcharon con intriga de lo que le pasaba a su querido dictador.

Entre todos sus hijos y su padre lo atendían y le preguntaban si estaba bien, al menos unas 500 veces la misma pregunta.

-Estoy bien, creo que me cayó mal la comida.- Sonrió confiado para después levantarse.

-Es por lo de Polonia, ¿No es así?

-¿Eh? No, no, eso está bien- Rió un poco y se fue a arreglar.

Después de varios minutos, Witchland vestía con una ropa que cubría su rostro, así como sus tres hijos, Lucrya, lujuriosa, Kodima, avaricioso y Pozlky, perezosa.

Los tres llevaban un sombrero negro con ala ancha y un velo, así como para ir a un funeral, esto ayudaba a cubrir su rostro por completo, gabardinas cafés y negras.

Los cuatro wilerianos ya estaban listos para partir, Imperio Wileriano los acompañaba ya que necesitaban una que otra ayuda. Finalmente llegaron a Auschwitz, el campo de concentración más famoso y lleno de gente que a Reich no le "agrada" del todo, no podían meterse así como así al campo, entonces, decidieron optar por salvar solo a aquellos que recién llegan a ese lugar, en ferrocarriles.

Las pobres e inocentes personas bajaban del ferrocarril, Pozlky, que era la más perezosa, logró noquear de un solo golpe a los nazis que se encontraban ahí, asustando a varias personas.

-...Mierda Pozlky

-Gracias.

-Hey, Kodima, lenguaje- Habló Witchland enojado.

-Mis disculpas padre.

-Será mejor apresurarnos antes de que el jefe nos descubra.

Hablaron con las personas provenientes de diferentes países hacia Polonia, para que pudieran irse, también, Imperio Wileriano logró encontrar al mismísimo Polonia, advirtiéndole de eso a Witchland.

-Demonios, hay muchos.- Veía nervioso a los demás nazis.

-Yo me encargo padre.- Dijo Pozlky para salir como si nada al campo, bostezando- Buenas tardes mis señores, ¿No tienen un café?- Sacó una cruz patriarcal, los alemanes ya estaban por dispararle, para así lanzar la cruz hacia una dirección cualquiera, está comenzó a golpear la nuca de cada uno de ellos, dejándolos totalmente inconscientes, Witchland, su padre y sus hijos veían orgullosos la escena, mientras Polonia estaba temblando de miedo.

Witchland fue corriendo hacia Polonia y después lo cargó en brazos tipo princesa, yendo a la salida

-¡Lo tenemos! ¡Vámonos!- Dijo para que sus hijos lo siguieran.

Repitieron las mismas acciones con Israel, Bélgica, Noruega, Holanda, y todos aquellos que eran atacados por Reich, solo los mismos países y los recién llegados pudieron ser salvados, Pozlky, Lucrya y Kodima construyeron refugios disimulados para ellos, así como hoteles, cafeterías, restaurantes, etc.

-Señor Witchland, en serio agradezco este gesto.. yo.. no sé cómo pagarselo- Decía Polonia para después abrazar a su salvador fuertemente llorando de alegría

-No necesitas pagar ni agradecer, fue todo un placer ayudarlos.- Devolvió el abrazo sonriendo

Después de un momento cursi entre ellos dos, Lucrya entró con una taza de café, dandosela a Polonia y llevandoselo para así curar sus heridas y cuidarlo.

Witchland recibió una llamada de Third Reich, con algo de nervios la contestó.

-¿Hola?- Dijo intentando disimular su nerviosismo.

-Guten Tag, Witchland, te necesito en mi oficina de inmediato.- Tenía su típico tono de seriedad y arrogancia.

-Por supuesto Reichy, iré para allá.- Colgó, quedándose paralizado de nervios por lo que había echo, Imperio Wileriano lo vió.

-Hijo, ¿Todo en orden?- Se acercó a él tocando su hombro para poder examinarlo mejor.

-Si padre, todo está en orden, tengo una reunión con mi jefe.- Lo miro con una sonrisa confiada, para ponerse su abrigo, sus guantes y abrir la puerta.

-Iré contigo.- Imperio Wileriano se puso su gorro y finalmente ambos salieron de la casa, Witchland temblaba ligeramente, no era por el frío ambiente que hay en su hogar, si no porque quizás su adorado señor, Reichy, se enteró de lo que hizo con sus "preciados" judíos, e incluso tenía miedo de que Imperio Japonés, su amorcito, se decepcione de él.

-'' 𝒲𝒾𝓉𝒸𝒽𝓁𝒶𝓃𝒹  ''Donde viven las historias. Descúbrelo ahora