- " Los anillos de divorcio "

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¡Imperio Japonés! ¡En el nombre de satán! ¡¿Qué tanto te pasa y por qué no me diriges la palabra ni aunque estemos solos?!

¿Por qué te interesa tanto?

¿Porque eres mi novio? ¡¿Por qué otra cosa sería?!

—No te incumbe, Witchland, si me disculpas, tengo cosas que hacer.

¡Ah! ¡Si, claro! Yo solo estoy de adorno y para nada necesito tu atención, okay, jodete.— Salió de la habitación y fue a tomar una copa de vino para calmar la tensión.

—Entonces... ¿Es él?

¡Si! Pero últimamente parece adolescente depresiva con problemas menstruales, no lo entiendo, por lo tanto no te lo podré presentar hasta que arreglemos nuestros problemas.— Lavó su copa y la guardo.

Si tú lo dices, hijo, pero algo me dice que ustedes dos no solucionarán nada.

¿Eh? ¿A qué te refieres?

Instinto paternal.— Bromeó, haciendo que Witchland soltara pequeñas carcajadas.

Ambos estaban en casa, normal y tranquilos, hasta que sonó el timbre de aquel lujoso hogar, Witchland fue a abrir y resultó ser Italia Fascista.

¡Witchland! ¡Vi algo horrible!— Advertía algo impactado.

Tranquilo, Fascista, pasa y cuéntamelo todo.

Ese momento antes de la tragedia, Witchland sirvió algo de cerveza para el italiano, que, fue con ellos para advertir al Wileriano sobre una infidelidad de parte de Imperio Japonés, al oír esto, Witchland escupió su cerveza, tosiendo y golpeandose el pecho para sacar unas cuantas gotas atoradas en su garganta.

¡No! ¡No, no, no! ¡¡No!! ¡Eso no puede ser verdad!— Dejó la copa en la mesa y se agarró el cabello con visible desesperación, soltando lágrimas como una viuda llorandole a un muerto que se cogió en vida pasada.

Por primera vez en mi vida, no estoy mintiendo, Witchland.— Lo veía desanimado, Witchland solo se cubría la cara, sollozando.

¡No lo puedo creer! ¡No!— Soltaba pequeños gritos de desesperación y tristeza.

Oye, cálmate, no eres el primero al que le juega chueco su novio.— Fascista le dió un pañuelo, con el cual, Witchland se limpió las lágrimas, que volvían a salir una y otra vez.

No lo puedo creer, ¡Es imposible! ¡Increíble!

Tendrás que creerlo, tan solo mira.— Le mostró algunas fotografías tomadas por espías de Fascista, las cuales mostraban a Imperio Japonés junto a Estados Unidos en una pose bastante peculiar.

¡No! ¡Mi imperio! ¡Imperio es mi novio! ¡No puede ser! ¡No puede ser! ¡¡Esto es simplemente imposible!!— Tiró las fotografías al piso con rabia.— Él es la luz de mi vida, ¡El aire que respiro! ¡La crema en mi café!

Tendrás que tomarlo sin crema, ya que Estados Unidos se la está tomando.

Fascista recibió un golpe de imperio Wileriano, que obviamente lo hizo quejarse, pero al voltear en la dirección donde recibió el golpe, no había nadie.

Escucha Witchland, sé que es muy doloroso, pero lo mejor es que termines esa relación, Imperio Japonés se nota incluso hasta Latinoamérica que no te ama.

Se acercó a él y lo abrazo, cosa que el Wileriano correspondió y siguió llorando, recostado en su pecho, Fascista acariciaba su cabello intentando calmarlo.

¿Y el j-jefe?— Dijo Witchland intentando calmar su llanto.

Está... Ya sabes..— Hizo una seña de pistola en su cabeza, dando a entender que Third Reich estaba haciendo los mimos desastres de siempre.

Después de un rato, Witchland logro calmarse por completo, le agradeció a Fascista por mostrarle aquello y el italiano solo se despidió, agradeciendo por su tiempo, con una sonrisa en el rostro, al día siguiente, Witchland citó a Imperio Japonés al mismo lugar donde antes se había declarado el emperador al Wileriano.

Lo que vayas a decir, hazlo rápido, no tengo mucho tiempo.

Okay, terminamos.— Dijo Witchland tomando uno de sus anillos que estaba en su pulgar, que simbolizaba un lazo amoroso, sacando un poco de petróleo.

¡¿Qué?! ¡¿Por qué?!

¿Por qué? ¿En serio no lo sabes?— Sacó las fotografías y se las mostró.— ¿Por qué será? Dimelo tu mismo.

Imperio Japonés veía impactado las fotografías, maldecía entre dientes a Fascista.

Por cierto, mi querido Imperio.— Imperio Japonés subió la mirada hacia Witchland, quién rápidamente le metió los anillos de sus pulgares en la boca, llenos de petróleo.— Metanselos en el culo, tu y tú querido "inglés".— Sonrió sarcástico para después hacer una reverencia, mientras imperio intentaba sacar los anillos de su boca tratando de no tragarlos y ahogarse con ellos.—Buen día, emperador.

Witchland se marchó, Imperio Japonés logro sacar los anillos de su boca, tragando por instinto el petróleo, cosa que lo hizo vomitar, para después mirar al Wileriano yéndose a lo lejos y soltar algunas lágrimas de posible arrepentimiento, ni él sabe porque lloraba, se escucharon unos "Clap, Clap, Clap" lentos.

¡Felicidades imperio de la idiotez! ¡Me encanta tu acto!— Decía Third Reich aplaudiendo con tono sarcástico mientras se recargaba en un árbol de cerezos.

-'' 𝒲𝒾𝓉𝒸𝒽𝓁𝒶𝓃𝒹  ''Donde viven las historias. Descúbrelo ahora