¿Y si Gyutaro y Ume hubieran sido los protagonistas?
Vivir en los barrios más bajos del Distrito Rojo ya determina tu futuro. Las mujeres más bellas a lo mejor y asciendan a buenas casas, pero incluso así su destino sigue siendo cruel.
Su madre nunc...
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—... Ah.. tú eres el mocoso de Yune, ¿verdad?
—Papi ¿él quien es? —Gyutaro recién se dió cuenta de la presencia de la niña, quien estaba siendo cargada por los brazos de ese Señor. Una niña con dos trenzas y moños rojos, le calculaba unos seis años de edad.
"Tiene... una hija" si que se sorprendió, pero no diría nada al respecto, después de todo, lo que hiciera ese hombre o no le importaba muy poco, él quería cortar lazos con la vida que llevaba en el Distrito Rojo, olvidar a todos los que conoció allí.
El Señor Takahara era un cliente que siempre ponía de buen humor a su madre cuando llegaba, no era frecuente, llegaba inesperadamente, a cualquier hora, y era atendido por ella. Gyutaro recuerda que él siempre dejaba una gran cantidad de dinero, e incluso, muchas mujeres intentaban que él pasará un turno con ellas.
Nunca entabló alguna conversación con él, solo lo miraba con el mismo desprecio que todos.La última vez que lo había visto fue semanas antes de que su madre falleciera, era la primera vez que aparecía después del nacimiento de Ume. Recuerda que ese día agarró a su hermana y salió de ahí, dejo a ambos adultos solos mientras él llevaba a pasear a su hermanita. Por alguna razón, la idea de tener a ese señor cerca de Ume le generaba pánico. Después de eso, nunca más lo vio, en los años siguientes no hubo rastros de él en el barrio. Gyutaro creía que se había enterado de la muerte de su madre, entonces no regresaría pues no tenía porqué. Eso lo alivio en alguna manera, la sensación que le transmitía no era agradable.
—Él es el hijo de una amiga, cariño. —respondió este con una sonrisa que Gyutaro identificó como falsa. Al parecer no le causó gracia verlo ahí, a él tampoco, así que decidió regresar con su hermana. —¿Cómo has estado, niño? ¿No tienes un nombre, verdad? Ella nunca te dio uno.
Sus palabras salieron con un leve tono de burla que en cierta manera molesto al cazador, además de la falsa amabilidad que estaba teniendo con él. Nunca hablaron, la única persona que los unía estaba muerta y cada quién tiene una vida lejos de aquel distrito, ¿cuál era la necesidad de volver a recordarlo?
—... Me llamo Gyutaro, Señor Takahara. —respondió con seriedad y un poco de incomodidad.
—¿Quién te lo puso? tengo entendido que no tenías familia ahí... Estas grande ¿ahora eres alguien en la vida? ella se sentiría orgullosa de saber eso, estoy seguro, es una pena que no pueda verte así. —la mirada del hombre lo escaneó de forma despectiva.
—Ella no-... —iba a responder que lo que decía no era cierto, que su madre no se sentiría así por él, que no le de una imagen que nunca tuvo, pero las demás palabras que soltó aquel hombre lo dejaron desconcertado. —... ¿Cómo sabes que ella ya no está? —la formalidad con la que lo iba a tratar se fueron, preguntó con hostilidad, ¿cómo sabía eso? ¿quién le dijo? ¿sabía lo de Ume? muchas preguntas llegaron a su cabeza, se sentía en peligro, sintió la necesidad de mostrarse amenazante. Su mente intento buscar algún recuerdo dónde él haya estado presente después de lo de su madre, pero no había nada, no recuerda habérselo topado alguna vez, ni que lo hayan nombrado.
