¿Y si Gyutaro y Ume hubieran sido los protagonistas?
Vivir en los barrios más bajos del Distrito Rojo ya determina tu futuro. Las mujeres más bellas a lo mejor y asciendan a buenas casas, pero incluso así su destino sigue siendo cruel.
Su madre nunc...
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Una niña, o algo así, salió de esa caja, tenía unos hermosos cabellos albinos con una terminación de color verde, sus ojos bicolores se posaron en su hermano y luego comenzaron a viajar a través de esa habitación, había un brillo de curiosidad en ellos.
—Ume ¿cómo estás? —preguntó Gyutaro, sintiéndose aliviado de ver que estaba bien, sus compañeros estaban atónitos y no parecían poder pronunciar palabra alguna.
Ume se paró en el suelo, se podía ver que esas prendas eran muy grandes para alguien de su tamaño, ella empezó a crecer mientras su hermano mayor se enderezaba, en unos segundos ya no era una niña y ahora era una muchacha, llegando al hombro de Gyutaro y soltando murmullos inentendibles para los otros cazadores.
—¡Mmhm! —quizás fue un saludo, pero ninguno de los dos contestó, solo soltaron un jadeo sorprendidos, incluso habían dejado de respirar por la tensión segundos atrás. Aun así, hubo un pensamiento que ambos compartieron, a pesar de no decirlo ambos concordaron con que era una chica hermosa, tenía bonitos ojos y un cabello que parecía muy suave, el color blanco le favorecía. Ni siquiera parecía un demonio por esa aura tan linda y dulce que la rodeaba.
¿En serio era hermana de Gyutaro?
—Ya digan algo. Me hacen sentir raro. —confesó el de manchas, recibió a su hermana en brazos y sonrió para luego darle palmadas en la cabeza, Ume era muy cariñosa.
Kaigaku tosió, aclarándose la garganta y queriendo mantener una postura firme ante la situación, aunque estaba más que desconcertado y un poco temeroso.
—¿Es un demonio? —vaya pregunta estúpida, incluso Rui puso los ojos en blanco y suspiro, giró todo su cuerpo para poder preguntar correctamente, sus profundos ojos azules encima de los dos hermanos.
—¿Tiene ese bambú en la boca para no comer, verdad? ¿Ya lo ha hecho antes? —a pesar de que Ume parecía muy dócil y para nada salvaje, Rui todavía estaba a la defensiva, estaría con katana en mano si esta no estuviera tan lejos y tuviera flojera para ir a buscarla.
Ume soltó un murmullo agitando los brazos, pero ninguno le entendió, Gyutaro se puso enfrente de su hermana y miró a Rui, ahora con un semblante serio.
—Ella no ha devorado a nadie, ese bambú solo es algo obligatorio que tiene que usar. -el de manchas estaba listo para responder cualquier pregunta y defender a su hermana, quien parecía no tener voz ni voto en esta conversación.
—¿Y cómo ha sobrevivido tanto tiempo? ¿Le has dado sangre o algo así? —Kaigaku preguntó, cuando Ume empezó a caminar por el cuarto él se encogió en su lugar, como si quisiera alejarse lo más que podía de ella, no lo culpen, era su instinto de supervivencia activado ante la presencia de algo extraño.
—No, tampoco toma sangre... —él mantenía su mirada encima de Ume, estaba muy al pendiente de que nadie le haga nada. —Ella duerme para tener energías, no necesita de sangre ni de carne humana... O bueno, esa es la teoría. —explicó, mientras Ume se paseaba por la habitación por mera curiosidad, luego su atención se fijó en los dos cazadores.
