¿Y si Gyutaro y Ume hubieran sido los protagonistas?
Vivir en los barrios más bajos del Distrito Rojo ya determina tu futuro. Las mujeres más bellas a lo mejor y asciendan a buenas casas, pero incluso así su destino sigue siendo cruel.
Su madre nunc...
ROUGE GANO, AJADSFJS (ella tiene un au de kny tambien, vayan a leerlo, ES BUENISIMO )
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Un cuervo empapado en sudor y con una respiración agitada yacía recostado entre las manos de un hombre, estaba agotado y sus alas no podían moverse más, había dado todo de si para llegar a ese lugar lo más rápido posible.
—Gracias por traerme el mensaje, hiciste un buen trabajo. —felicitó, su voz era suave, pero tenía un tono serio está vez. —Derrotaron a todos los que mandé, a todos mis niños. Debe de haber una Luna Demoniaca en ese lugar, —se tomó un tiempo antes de volver a hablar. —Así que tendré que enviar a los Pilares.
Las dos niñas que estaban a sus costados voltearon a ver hacia adentro, dos figuras se distinguían en la oscura habitación, una más grande que la otra.
—Douma. —nombró al hombre más grande, quien mantenía una sonrisa y sus iris arcoiris se destacaban en la habitación junto a su plateado cabello. —Enmu. —un joven de cabello negro y con las puntas rosadas, dos lazos de color turquesa y rosado salían de la parte de su nuca.
—Recibido. —dijeron al mismo tiempo.
—¿Crees que los demonios sean capaces de tener sueños, Douma? —preguntó el más joven con un tono de voz suave e incluso alegre, lo suficientemente alto para que solo su compañero pueda escucharlo.
—Criaturas tan horribles y desagradables como esas no deberían de tener gozar de aquel beneficio. —río de manera burlona. Enmu simplemente inclinó la cabeza y se despidieron del líder frente a ellos.
Ambos salieron de la imponente finca, listos para enfrentar su nueva y peligrosa misión.
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—¿Por qué esos ineptos siempre se separan? —murmuró, de un salto termino en el suelo de nuevo, las rocas seguían pasando y corría el riesgo de morir aplastado. La idea de ver su cuerpo igual que el cazador que se encontraron momentos atrás le provocaba escalofríos, pero su orgullo no le permitía quedarse ahí. —Me harían un favor si dejarán de gritar... —reuniendo toda la valentía que tenía empezó a correr en diagonal y cuesta arriba, llegó a pisar los cuerpos de los cazadores caídos, pedía perdón internamente y seguía su camino
