Prologo: El Distrito Rojo

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La vida en el llamativo Distrito Rojo no era para nada fácil, un lugar dónde la belleza lo es todo y es la única manera de salir adelante

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La vida en el llamativo Distrito Rojo no era para nada fácil, un lugar dónde la belleza lo es todo y es la única manera de salir adelante. Dónde si no cumples ese requisito ocupas el lugar más bajo en la pirámide social.

Gyutaro nació con una extraña enfermedad, o así se le llamo, una enfermedad que dejaba marcas negras en su rostro y cuerpo, nunca fue tratada porque no había dinero suficiente como para darse ese lujo. A esto, sumándole haber nacido justo en Rashomon Gashi, uno de los peores barrios del Distrito Rojo, dónde tener niños es una carga por lo difícil que era mantenerlos. Gyutaro fue juzgado, apedreado e insultado constantemente, hasta por su propia progenitora, que en varias ocasiones intentó matarlo ya que era una molestia cuidarlo.

Insecto, inepto, idiota, cobarde, inútil, eran los insultos más frecuentes.

Donde la belleza lo es todo, él era completamente odiado.

Siempre estaba sucio, olía mal, su voz era un motivo burla para los demás al igual que su desnutrido cuerpo, hasta las moscas lo rodeaban por su mal olor. Buscaba insectos y ratas para comer cuando tenía hambre, ya que su madre jamás se preocupó por si comía o no, su único juguete era una hoz que un cliente había olvidado, fue difícil sobrevivir al tener un cuerpo tan débil pero luchaba desesperadamente por lograrlo.

Hasta que nació Ume.

Ume, su hermosa y querida hermana.

Aquella que nunca se alejó de él, ni se asustó, ni se burló cuando lo vio.

Él estaba orgulloso de ella, desde niña ya era considerada la más hermosa en los barrios, todos los adultos la elogiaban, ella tenía potencial para convertirse en una Oiran, en la más bella del Distrito. Le pusieron Ume por la enfermedad de la que murió su madre, sin embargo, el hecho que lo portará ella le quitaba todo lo malo.

Al tener una hermana tan hermosa, tan bella, dejo de sentirse miserable, de sentirse un estorbo, a sentirse orgulloso de si mismo, aprendió a defenderse y a pelear desde que quedo a cargo de su hermana, solo para poder protegerla de cualquiera, esto le ayudo también a trabajar en La Casa donde su hermana estaba siendo preparada para ejercer el único puesto que podía. La fealdad y fuerza que tenia hicieron que comenzarán a temerle, y él se enorgullecía de ello.

Todo iba bien para los hermanos, aunque faltara comida y les atacará el frío, ellos eran felices, juntos saldrían adelante.

"Si estamos juntos, somos invencibles. El frío y el hambre no son nada. Te prometo que siempre estaremos juntos. Nunca me alejaré de ti... ¿Ves? Ya no tienes que tener miedo, porque mientras yo esté contigo, nadie te lastimará"

Esa fue la promesa que le hizo aquella vez bajo la nieve, con una manta de paja que los protegía como podía del frío invierno.

Hasta que llegó ese fatídico día.

Porque cuando la felicidad se desmorona, siempre huele a sangre.

Porque cuando la felicidad se desmorona, siempre huele a sangre

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Siempre Juntos | AU Kimetsu No Yaiba | RoleSwapDonde viven las historias. Descúbrelo ahora