¿Y si Gyutaro y Ume hubieran sido los protagonistas?
Vivir en los barrios más bajos del Distrito Rojo ya determina tu futuro. Las mujeres más bellas a lo mejor y asciendan a buenas casas, pero incluso así su destino sigue siendo cruel.
Su madre nunc...
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—¡UME! —exclamó Gyutaro, viendo con horror cómo el golpe destinado a él fue recibido por su hermana. El impacto fue tan devastador que casi atravesó su cuerpo, rompiendo sus huesos y dejándola gravemente herida. Ume soltó un quejido de dolor mientras caía sobre su hermano mayor, inundando el aire con el olor a sangre y finalmente permitiendo a Gyutaro mover su cuerpo.
El demonio, anonadado, alejó su puño cubierto de sangre del cuerpo de la muchacha, incapaz de comprender lo que acababa de suceder.
"¿Eh? ¿quién es ella?... ¿de dónde salió?"
—¡No tenías que...! —Gyutaro se levantó, agarrando a Ume por los brazos mientras corría lejos de la escena, deteniéndose detrás de unos árboles y recostando a su hermana en el suelo. La preocupación inundó su rostro mientras revisaba la herida de Ume, quien seguía quejándose del dolor, con su kimono empapado en sangre. "Si no fuera un demonio, esto la hubiera matado..." —Perdóname, si no me hubiese descuidado... —sintió una horrible presión de culpa, sin saber cómo calmar su dolor.
—¿Ella quién es? —preguntó el demonio, volteando hacia ellos con sorpresa.
—¡No te interesa! —respondió Gyutaro con enojo, luego volvió a concentrarse en Ume, acunándola en sus brazos. —Sana pronto, vamos, Ume... —posó una de sus manos sobre la herida de su hermana, esperando que las células demoníacas de ella comenzarán a regenerarse. Ume cerró los ojos con fuerza, sintiendo un alivio temporal al estar en los brazos de su hermano mayor.
El demonio observó con curiosidad y desconcierto el gesto de Gyutaro, tratando de comprender la conexión entre los dos. "Ella se lanzó para protegerlo... recibió mi golpe con tal de defenderlo... además es un demonio, ¿por qué están juntos?... Esto no tiene sentido..." se cuestionó internamente, sintiendo un extraño sentimiento invadiendo todo su ser. La imagen de los dos hermanos parecía algo fuera de su mundo, despertando un interés inexplicable en el demonio. "¿Son una manada...?" se preguntó, intentando comprender esa conexión. El líder sintió una extraña familiaridad en esa unión, como si resonara con algo dentro de él que ya no podía recordar. Sin embargo, al no poder comprenderlo del todo, decidió actuar según sus instintos demoníacos.
—Interesante... —murmuró para sí mismo, sus ojos brillando con un brillo intrigado mientras observaba la escena frente a él.
Sin embargo, pronto su expresión se volvió más decidida, y un atisbo de anhelo cruzó por su rostro. Después de todo, había estado buscando desesperadamente un lazo similar, una conexión que pudiera llenar el vacío en su ser desde que había perdido todas sus memorias.
—Hey, cazador... ¿Qué tal si hacemos un trato? —el demonio adoptó un tono amigable, aunque su propuesta era todo menos benigna*. Se colocó las manos en la cintura mientras observaba a los hermanos con interés. —Sea quien sea ella, quiero que me la des. Es un demonio y debe estar con los de su especie —argumentó, señalando a Ume con desdén. Un destello de codicia brillaba en sus ojos. —Creo que es obvio que, si tú y yo peleamos una vez más, morirás. Así que te perdonaré la vida y te dejaré bajar de esta montaña, solo si me la entregas. —insistió con seguridad.
