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MARATÓN PORQUE MI ROSA VOLVIÓ PARTE 4 Y ÚLTIMA

4 capítulos en honor al regreso de RAVN y simbolizando los 4 meses que nos lo ocultaron por culpa de una payasa en Twitter a la que debimos de haber quemado desde el principio.

Hoy seamos muy felices. Hoy solo sonreímos al pensar que Youngjo volvió a brillar 🌹♥

 Hoy solo sonreímos al pensar que Youngjo volvió a brillar 🌹♥

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Algo debía admitir Seoho... El cobrar una tarifa más baja en la avenida, que la que cobraban por él en "La Casa de las Amapolas", tenía cierta dosis de ventaja.

Y es que, gran parte de los clientes a los que atendía, eran, en su inmensa mayoría (si no era su totalidad), hombres de clase alta que, si recurrían a buscar escorts masculinos, era por el simple hecho de que lo habían tenido todo al alcance de su mano, ahora buscaban aquellos "placeres prohibidos", y les producía una enorme satisfacción el ver a aquellos chicos someterse a sus más bajos deseos.

Sin importar lo que les pidieran.

Gracias a su "posición" en el burdel y su propio encanto al momento de ofrecer servicios sexuales en la avenida, es que sus clientes se tomaban ciertas libertades.

Había estado en hoteles de lujo un par de horas o en ocasiones, algunas noches enteras, le habían obsequiado joyería bastante fina y demás lujos, había incluso ofrecido servicios de acompañante a ciertos eventos, claro que aquello terminaba en su ya acostumbrado servicio íntimo por el que le pagaban lo usual y lo extra por la compañía.

Aunque Seoho había vendido casi todos los regalos de sus clientes cuando su servicio no estaba siendo muy demandado, ayudándose así a pagar sus deudas.

Conservaba lo que más le llegaba a gustar, solo porque adoraba apreciar la belleza de esos objetos, intentando ignorar completamente su procedencia.

Su cliente del momento, Youngjo por lo que le oyó decir, lo había llevado a un hotel bastante lindo, nada demasiado extravagante realmente, pero se notaba a leguas que una habitación en ese lugar era un lujo al que no cualquier persona pudiera acceder.

Youngjo tenía algún cargo alto en ese lugar, porque únicamente estacionó su vehículo en el subsuelo del edificio y lo guio a un elevador apartado del que usaban los huéspedes comunes, llegando a una ostentosa habitación en la cima de todo.

— ¿Deseas ducharte? Puedes hacerlo sin problema — le comenta su cliente de manera repentina. Seoho voltea a verlo, casi como si estuviera hablando con un ser de cinco cabezas.

— ¿Eh? ¿Disculpe? — inquirió extrañado. Usualmente solo lo azotaban en cualquier pared y empezaban a toquetearlo bruscamente, luego continuaban con lo demás que quisieran hacerle.

O ese chico jamás había contratado a un trabajador sexual, o era muy rarito.

— Oh, que si deseas darte un baño — repite mirándolo. Lee vuelve a esbozar una confundida y un poco fastidiada mueca al no entender a qué iba el chico.

My Malus Is... (ONEUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora