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El pasado era digno de olvidar cuando estaba manchado de sangre

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El pasado era digno de olvidar cuando estaba manchado de sangre. Era mejor enterrar aquello, guardarlo bajo llave y procurar tirarla al abismo.

Pero había cosas que no habían sido correctamente sepultadas.

Entre ellas, relucía el pasado de su madre. Un pasado que tenía un nombre y un apellido, y que, misteriosamente, nadie sabía dónde habían enterrado.

Pero pasado, pisado. O al menos un rato.

Porque en el presente, era el maldito jefe de la mafia, Youngjo no soportaba que algo se saliera de su lugar. Todo debía estar bajo su control. Y si no lo estaba, estorbaba y debía ser borrado de todo el jodido mundo.

Pero había una excepción...

— F-fue un accidente. J-juro que no q-quería — intentó defenderse con la voz temblorosa aquel chico de cabellos dorados.

Es que hablar claro era imposible cuando tenía una Colt M1911 apuntando directamente a su frente.

El líder, Ravn, lo miraba con absoluta frialdad, Seoho ni siquiera sabía por qué estaba escuchando sus explicaciones siquiera. No parecía alguien que vacilara antes de tirar a matar.

— ¿Accidente? Tu maldito accidente me va a costar cientos de dólares para reponer... ¿Tienes siquiera una jodida idea de con quiénes estás tratando? — pregunta tomándolo bruscamente del cabello, haciendo para atrás su cabeza y acercando el frío metal su barbilla.

— L-lo lamento m-mucho. P-por favor... P-piedad... — imploró el chico. En otras circunstancias, y conociéndose, Lee se hubiera soltado a llorar, pero se estaba deteniendo a sí mismo de hacerlo.

Si lloraba, lo tacharían de enclenque y lo matarían.

Y él no quería morir, aunque la decisión, como siempre si se trataba de él, no estaba en sus manos. Estaba en las manos de "The Red Rose", como había escuchado a algunos cotillear en el pasillo, refiriéndose obviamente a su líder.

Aquella peligrosa y llena de espinas, rosa roja, lo miró directo a los ojos, encontrando un momento ambos pares de orbes.

Uno de ellos lleno de frialdad, pero con un ápice de duda que asomaba temerosamente por el marrón de los ojos de Youngjo.

Mientras que el otro reflejaba un enorme terror, pero un deseo palpable de seguir viviendo.

Seoho se resignó al ver como la duda en se esfumaba en los ojos de Ravn, y cerró los suyos, aunque el balazo nunca llegó, más bien se dio un suelazo al ser soltado bruscamente por el joven.

— Leedo — llamó con serenidad, y el chico de cabello grisáceo, por el estrambótico tinte que había elegido, se le acerca — De este idiota me encargaré personalmente yo, los otros dos están a tu cargo. ¿Dudas, quejas, amenazas? — pregunta al resto de presentes, recibiendo un silencio como respuesta — Perfecto... Envíenlos a que se den un baño, el hedor a rata de alcantarilla me está jodiendo la nariz — pide rodando sus ojos con molestia, y así otro de los suyos guio a los tres nuevos fuera de aquel salón.

My Malus Is... (ONEUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora