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Era ya de día, papá y yo tuvimos una charla muy larga lo cual me hizo sentir mucho mejor y me alivió también. Me levanté y vi a Erounw, Melvert y mi padre sentados listos para desayunar. 

- Ven a desayunar con nosotros Dameri - Dijo mi padre con una sonrisa cálida en su rostro.

Hizo un hueco entre él y Melvert mientras que yo tenía un Erounw delante, papá le hizo una seña con la mirada y de pronto Erounw me habló.

- Hermana, lamento mucho todo lo que te dije ayer, me comporté como un inmaduro al decirte todas esas cosas, estaba furioso y no era capaz de entenderte, no debí de decir eso de mamá, lo siento. - Dijo con un tono de arrepentimiento en su voz, se le vio sincero.

- Oh Erounw, no te preocupes hermano, sé que aún se te hace difícil entenderlo y te comprendo, así que te perdono.

Nos levantamos y nos dimos un abrazo de reconciliación. Estábamos desayunando tranquilamente cuando de pronto se escuchó un alboroto en la aldea y llega uno de los aldeanos gritando alterado. 

- ¡Jefe! ¡Jefe! - Era Tomorich, un amigo muy cercano a nuestro padre.

- ¿Qué ocurre Tomorich? 

- Jefe, son los del otro clan, piden verlo a usted.

- ¿A qué otro clan te refieres?

- A los Metkayina. - Dijo Tomorich con un tono muy serio en su cara. 

Mi padre salió casi corriendo de casa, mis hermanos y yo solo cruzamos miradas y nos preguntamos qué tenían que ver los Metkayina con nuestro padre. Es entonces cuando vimos a nuestros 2 hermanos mayores, la cosa se volvió rara, mis hermanos casi nunca están y esta vez apareció como por arte de magia. Venían ajetreados y no paraban de hablar con papá.

No llegué a oír bien la conversación, pero sí entendía claramente sobre que necesitaban ayuda ya que alguien había fallecido. La sangre se me congeló ya que hace tan solo unos días había soñado con la muerte de alguien que no era de nuestro clan. Mi padre y mis hermanos me miraron y pude oír claramente lo que decían.

- No, no y no. No pienso arriesgar a mi hija a que vaya a tal sitio y menos a hacer algo así.

- Pero señor Temlerv, su hija es la única salvación para ese pobre niño, a demás de que a ella no le pasará nada y lo sabe. 

- Papá, el señor tiene razón, antes el señor era tu mejor amigo, ¿por qué no le ayudas?- Dijo mi hermano Seleyo.

- Pero es mi hija la que está en riesgo. 

En ese momento me levanté y fui hasta donde estaban reunidos todos, entreabrí las cortinas y asomé medio cuerpo 

- ¿Se puede saber por qué estoy en riesgo? - Dije mientras no quitaba la mirada fija de mi padre.

Mi padre me lo contó todo con lujo de detalles, sinceramente me dio un poco de temor a la situación, nunca había podido manejar mis "poderes" de una manera correcta, además de que hacía años que no probaba a hacerlo. Tenía miedo de que me juzgaran por ser como era en ese clan. Mi padre me dio la propuesta de ir, ya que según él era mayor para decidir y que me apoyaba en todo. 

- Está bien, iré, pero con una condición, que Erounw y Melvert vengan conmigo, por favor.

Erounw y Melvert se miraron y rieron, luego miraron a mi padre y este solo asintió, estos empezaron a celebrar y a reírse, se me escapó una risilla por lo bajo al ver aquella alegría por irnos los 3. Quería que mi padre viniese pero él debía quedarse cuidando la aldea como jefe que era al igual que mis otros 2 hermanos, ellos deben quedarse. 

En tan solo unos días debía emprender el viaje, estaba nerviosa y no podía contener las ganas y la euforia de conocer todo y experimentar cosas nuevas. 

- Hola pequeña, ¿puedo?

- Claro papá, siéntate. 

- Cielo, quería decirte que me tienes para lo que necesitas, si ves que la situación te supera, vuelves no te preocupes, ellos lo entenderán. Solo quiero tu bien estar, ¿de acuerdo? 

- Si papá, gracias. - Me abrazó fuerte para luego darme un beso en la frente.

Dameri (Avatar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora