14. LUNA DE MIEL

1.6K 44 7
                                    


Cuando dos enamorados se casan, no existe nadie más que su pareja ante sus ojos, el mundo se vuelve de repente más colorido y brillante, su existencia pareciese que sólo está ahí para el amor y ternura de su ser amado. Una pareja de enamorados no puede esperar ni un minuto más para compartir una vida juntos. Los nervios desaparecen en el momento en que se miran a los ojos con tal dulzura y ternura, sabiendo con certeza qué sus vidas estarán unidas hasta incluso después de la muerte, y cuál dulce era la boda para Clarice y Sodo Eriksson, uniéndose en matrimonio un precioso 13 de febrero. Su fiesta fue pequeña -pero regocijante y encantadora- su pastel fue una total delicia, los invitados llevaron regalos a montón y los padres de ambos estaban conmovidos hasta las lágrimas por ver a la pareja de recién casados. Y en la madrugada, ambos partieron de luna de miel a Italia. Qué más podían pedir ambos que pasar su dulce noche de recién casados, que en un día tan lleno de melosa miel y corazones por todas partes; el 14 de febrero era un excelente día para disfrutar de su primera noche como marido y mujer.

El cielo estaba pintado de bonitos colores cálidos, el naranja y rojo se mezclaban con suavidad, mientras que los traviesos rosas y lilas se colaban para armonizar un hermoso atardecer, pareciese que el cielo sabía a la perfección el día que era y le regalaba a los enamorados un romántico cielo. Sodo acababa de tomar una ducha después de llegar de un ajetreado día de ir de un lado a otro en la preciosa Italia, así que se encontraba recién bañado, con su cabello húmedo suelto dejando que se secara por sí solo, su parte inferior era cubierta por un par de pantaloncillos negros y se encontraba descalzo como tampoco era portador de una playera o camisa, sentado en una de las sillas de herrería que se encontraban en el amplio balcón de la habitación, mientras disfrutaba de un frió y sabroso vaso de whisky, disfrutando de ver el hermoso atardecer en los cielos Italianos de la ciudad Florencia.

Durante su recién llegada a la hermosa Florecía, Sodo cargo en nupcias a su mujer y al puro estilo clásico y tradicional, introdujo a la casa que había rentado por 2 semanas a su preciosa Clarice. Se besaron con tanta ternura y cariño que en el calor del momento mandaron al carajo al tipo que metía sus maletas y se dirigieron sin más a la habitación a demostrarse su amor de la manera más pura que podían. En la tarde visitaron al David en la preciosa galeria de la academia, Clarice estaba fascinada, como una amante empedernida del arte, su corazón no paraba de regocijarse cada que veían un lugar precioso. La Capilla de los Médici tan icónica y hermosa, que a ambos se les iluminaron los ojos al verla. Y ni hablar de la Piazza del Duomo, que arquitectura más precisa y hermosa. Había demasiados lugares por visitar en la preciosa Florencia, pero no lo harían todo en un día, después de todo tenían dos semanas para hacerlo y por el momento, era 14 de Febrero, Sodo deseaba llevar a una hermosa comida a su esposa y comprarle lo que quisiera. Y cuando aquellas actividades culminaron al atardecer del día, ambos regresaron a casa completamente exhaustos.

La joven de cabello negro salió de la tina, se secó y se untó su colonia Chanel N°5 en cuello, pecho, muñecas y detrás de orejas. Paso a practicar una corta rutina del cuidado del rostro, paso a desenredar su largo cabello color azabache. Lavó sus dientes y colocó bálsamo labial sabor a fresas en sus definidos labios rosados. Efectivamente había sido un día encantador para la de ojos negros, sonrió para sí sola, aún incrédula con lo que había pasado el día de ayer y que ahora se encontraba de luna de miel en el romántico día de San Valentin.

Sodo estaba por terminar su whisky, su vista estaba clavada en el cielo, le parecía una escena simplemente hermosa, cuando la mano izquierda con la argolla plateada y anillo sencillo con un precioso diamante blanco de su esposa se colocó en su espalda deslizándose hasta tocar su hombro izquierdo, para pasar a inclinarse un poco y depositar un beso en la mejilla del de piel blanca. Clarice se dirigió con un caminar de caderas ondeadas dejando a su paso un dulce y fresco aroma de su fragancia hasta el barandal del balcón. Per sonrió ligeramente para sí, aquella fragancia le encantaba.

ONE-SHOTS (Per 'Sodo' Eriksson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora