Las mañanas en casa solían ser silenciosas, acogedoras y relajantes, no había niños corriendo de allá para acá por su naturaleza caótica y ruidosa, ni los ladridos de algún perro, solo se podía escuchar el silencio pacifico. En ocasiones no muy comunes, aquella paz por las mañanas era perturbada por ruidos inesperados provenientes de cierta habitación. En esta ocasión, de aquella habitación, solo se podía escuchar el sonido del agua tibia cayendo sobre el piso blanco de la ducha y el suave y cómodo frufrú de las mantas que cubrían la desnudez de Sodo Eriksson.El sueño del guitarrista fue perturbado al no sentir a su costado a su novia con quien había tenido una pasional noche de cariño. Frotó sus ojos y se levantó cubierto solo con el ligero aroma de las sábanas. Se introdujo al baño, notó la anatomía de su chica estar tallado su cabello a través del empañado cristal de la ducha.
-Buen día-habló el de cabello largo, mientras terminaba de orinar.
-Buen día, Sodo, ¿qué me vas a hacer para desayunar?
-no lo sé, tal vez te de lo que te di anoche-bromeó mientras lavaba sus dientes.
-cállate y métete conmigo.
El guitarrista terminó de lavar sus dientes para introducirse a la ducha más que veloz, donde Clarice se estaba deshaciendo del jabón de su cuerpo. La tomó por la cintura y le repartió variados besos por el rostro, sintiendo sobre sus labios el rocío que dejaba la piel de C. La chica humedeció los cabellos de Sodo, peinando hacia atrás, delineando con sus dedos la anatomía del rostro de su chico, disfrutando incluso de peinar los bien recortados bigotes del sueco. Observó por un par de segundos directamente a los hermosos azules de Per, recordando al ver aquellos zafiros lo que la noche pasada había pasado entre ellos. Como si se tratasen de escurridizos rayos de sol entrando por la ventana, los recuerdos así llegaban, las sensaciones e incluso el olor característico de sexo llegaba a su memoria. Su feminidad sintió cosquillas ante los recuerdos, sus labios se entreabrieron deseosos de soltar con palabras lo que deseaba en ese precioso momento. La joven de ojos negros no tuvo que decir nada, Eriksson sabía con certeza lo que su preciosa chica buscaba; el también lo buscaba con recelo.
Sodo atrapó los húmedos labios rosados de su chica en los propios, yendo desde la suavidad y calidez hasta la rudeza y desesperación, deseoso de poder consumirla en todos los aspectos posibles. La lengua escurridiza del sueco se introdujo en la boca de la chica, quien la recibió gustosa, chupándola, jugueteando con la propia incluso. Las manos de la joven se aferraron a la delgada y estilizada espalda del guitarrista, sintiendo las gotas de la regadera caer sobre ambos. Por un momento se vieron en la necesidad de separarse de su caluroso beso por la falta de oxígeno, y el agua que caía sobre sus rostros no les beneficiaba del todo. Eriksson empujó por los estrechos hombros a Clarice y la recargó contra la puerta de cristal, se arrodilló ante ella y sin más vueltas dirigió su boca directamente a la húmeda feminidad de C. La joven de cabello negro cerró los ojos con fuerza, tanto como sus manos sobre el mojado cabello de Per. Estaba de sobra decir que su chico era jodidamente excelso en las mamadas. Las manos de delgados y hábiles dedos de Eriksson subieron por el ligero vientre regordete de Clarice hasta posarse sobre los senos de la chica, donde se dio gusto a juguetear mientras sus succiones eran rudas y exquisitas para la de ojos negros.
-Aagh, arriba, Sodo-Clarice lo apartó de su feminidad y lo ayudó a ponerse de pie.
El de mirada azul atrapó a su chica en un apasionado beso, dándole a probar de sí misma sobre sus labios; deseaba que supiera cuál delicioso y exquisito era el néctar de su flor.
Ahora era Eriksson quien se encontraba contra la empañada puerta de cristal, con su abdomen tatuado bajando de arriba abajo veloz, mientras su mirada estaba fija en la pequeña y pecaminosa boca de labios rosados que lo absorbía con fervor. El de cabello almendrado atrapó la cascada negra de Clarice en sus dedos, ejerciendo fuerza para una mayor profundidad que le causo una que otra arcada a la chica de ojos negros llorosos. Tal como Per lo hizo con ella, le dio a probar al guitarrista de su propio néctar en un apasionado beso de lenguas bailarinas.
Ansiosos y lujuriosos, decidieron poner fin a la espera. Eriksson pasó su erecto miembro entre los pliegues de Clarice, acariciando con pura dedicación el caliente y rogante clítoris de la chica, quien mordió con ligereza su labio inferior a tan delicado y exquisito roce. Así, de pie, Eriksson se introdujo despacio, tomando las caderas de Clarice entre sus manos para iniciar un lento, pero placentero, vaivén de caderas mojadas.
-Ooh, me gusta, me gusta mucho-Eriksson gimió en la oreja de C, poniendo su piel de punta de inmediato.
El agua que caía sobre ellos se evaporaba al microsegundo que tocaba sus pieles, la habitación estaba más vaporosa de lo normal, estaba más caliente, pareciese que se encontraban en su propio sauna. Los cristales de la ducha estaban empañados, pero se pudo ver con claridad como unos senos eran recargados con fuerza, junto con unas manos entrelazadas. Dentro de la ducha, C y Sodo habían cambiado de posición, estando esta vez Clarice recargada de frente a la puerta de cristal, mientras Eriksson penetraba con lentitud su cavidad.
-más rápido, por favor-la voz de la joven chica estaba entrecortada y cansada.
-por su puesto-Eriksson beso el húmedo hombro de C.
Las manos de Eriksson, antes entrelazadas a las de Clarice, ahora se encontraban bien agarradas a las caderas de C. El de mirada azulada movió sus caderas con precaución y velocidad, hambriento de aquella pequeña muerte que le volvía loco, que volvía loca a su chica. Sus movimientos fueron in crescendo con rudeza y lascivia. Eriksson azotó los mojados glúteos de su chica, mientras a su espalda el agua resbalaba sobre él. El cabello de ambos estaba pegado a sus húmedos cuerpos, y gracias al agua entre ambos cuerpos, el chapoteo con cada movimiento errático de Sodo, se escuchaba más fuerte y demasiado obsceno para una mañana de miércoles. Clarice apretó con fuerza su ducto, queriendo atrapar ahí aquel pedazo de carne que amaba con locura, que le provocaba exquisitas sensaciones, como el orgasmo que estaba experimentando en ese preciso momento en la ducha. Tras no poder retener sus gemidos, su grito de placer erizo la piel del sueco, quien fue sensible y empatizo con el exquisito orgasmo de su chica, por lo que salió de ella y expulsó con júbilo su semilla sobre la espalda de la joven de cabello negro.
-Mierda, tenemos que follar más seguido en la ducha-Eriksson limpiaba el semen de la espalda de C.
-coincido-una sonrisa cómplice se pintó en los labios de Clarice.
⛓️⛓️⛓️
Hola💖
Hace mucho que no escribía por acá, pero me puse verga y decidí tomar en cuenta algunas de las peticiones que me pidieron, así que aquí esta la primera para la chula que pidió algo en la ducha. Es algo corto, lo admito, pero espero y les guste.
Pronto regresare con otra petición que me hicieron, por lo pronto me retiro. Les vere cuando les vea💖💖
Gracias por leer💖💖💖
Con amor, Hudsolin💖💖💖💖💖
ESTÁS LEYENDO
ONE-SHOTS (Per 'Sodo' Eriksson)
FanfictionLectura erotica, +18 o smut con el guitarrista principal de la banda Ghost: Sodo Eriksson. Espero y sea de su agrado, si no les agrada éste tipo de lectura, les recomiendo no leer. Cada capitulo será distinto al anterior y no tendrán un seguimiento...