N u e v e

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Dos horas más tarde cuando papá y Tim llegaron a la casa con John hice mi mejor esfuerzo por ignorar las cosas que nos dijimos al salir de la escuela.

No es como que por arte de magia se me haya olvidado lo que dijo pero no seré yo el motivo perfecto para que mis padres tengan un disgusto en plena víspera de Nochebuena.

Él se saca el abrigo que mi papá le ha prestado, continúa con los zapatos mientras yo permanezco de pie junto al sofá observando con los brazos cruzados.

—Jan —, mi madre me llama desde la cocina. John se detiene a mirarme y me doy cuenta de que tiene los ojos irritados, como si hubiese estado llorando. Se que si se lo preguntara se negaría o me mandaría el demonio como mínimo por andar de preguntona.

—¿Quieres darme una mano?.

—Voy enseguida mamá.

Camino cuidadosamente hasta él, de cerca puedo ver el rastro de nieve que descansa en las fibras de su cabello, incluso sus mejillas parecen ligeramente coloradas.

Me saco la bufanda y antes de que pueda hacer o decir cualquier cosa la pasó sobre sus hombros y él la toma sin más.

—Gracias.

—John acompáñame, mamá insiste en que te pongas otro suéter —señala mi hermano —.

—Gracias Jan —replica.

—Feliz navidad.

Mi madre tenía razón, esta sería la noche más fría del año. Todos en casa lo sentíamos, pero mi hermano tenía una peculiar forma de hacerlo notar.

—¡No te miento, casi me quedo pegado!, ¡en serio!, la taza me congeló el trasero.

—Eres un cerdo Tim.

—Vamos Jan sabes que por mas cuadritos de papel que le pongas alrededor, el trasero se te enfría.

—Ugh, cállate —digo sacándome la colcha de encima para levantarme de la cama.

—Oye ¿a dónde vas?.

—A mí cuarto, ya es tarde y si mamá vuelve a entrar por esa puerta a decirnos que es hora de dormir se va a enfadar.

—Quédate.

No, no ha sido Tim el que ha hecho esa proposición, así que pestañeo y luego observo fijamente a su amigo.

—Dile que se quede Tim, que duerma con nosotros. Su habitación debe estar helada pero nosotros tres... juntos, conservaremos el calor.

—No creo que esa sea...

—Si Jan, quedate.

Me siento un poco aturdida, su propuesta ha sido sincera y sé que si tuviera intenciones de molestar ya lo estaría haciendo desde hace rato.

NO RULES  © NUEVA VERSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora