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Ya han pasado nueve meses desde la última vez que vi a Layla, hasta donde sé según mi mamá. Es que se la llevaron a un internado con otras jóvenes que vivían en situaciones similares a las de ella, son cuidadas por monjas y se les permite visitas pero a pesar de ello, nunca ha obligado a Tim a que lo haga.
No obstante mi hermano lleva trabajando todo lo va del año trabajando con mi padre, quien aunque a pesar de lo molesto que estaba cuando se enteró comprendió que lo mejor no era darle ña espalda o hacer oídos sordos ante el problema.
A mamá no le gustó mucho esa idea pero también creía importante que debía dejar de mirar a mi hermano como un niño, cuando ya estaba por cumplir los diecinueve años.
Ahora solo lo veo una vez al final de cada mes cuando es posible. Tim se ha tenido que cortar el cabello para evitar que se le formen ronchas en la nuca a causa del calor, si bien su relación con John ya no es la misma, no significa que dejaron de ser amigos.
—¿En que piensas Jan?
Mi madre deja un vaso de jugo de naranja sobre la mesa y yo retiro el libro de cálculo para dejar el espacio libre.
—En nada —miento —. Me gusta tu nuevo color de uñas.
—Tengo el frasco en la habitación de arriba por si quieres usarla.
—Tal vez cuando regrese de la escuela —contesté dando un trago al jugo antes de levantarme de la silla.
—Que todo salga maravilloso en tu primer día de preparatoria.
—Eso espero —repito entre dientes.
John está en la banqueta esperándome frente a su moto, lleva una camisa camuflajeada y unos pantalones de mezclilla. Cuando me acerco a él, le aparto el flequillo del rostro y le planto un beso en los labios.
—¿Nos vamos? —me pasa un segundo casco para mí y yo me lo coloco antes de subir. Se que mamá debe de estar viéndonos por el rabillo de la cortina así que entre más rápido salgamos de su radar más cómoda me sentiré besando al chico que ayudé a graduarse de la secundaria.
Apenas comienza septiembre y yo me siento como si fuera enero, un reinicio total, nueva escuela y posiblemente nuevos amigos.
Cuando llegamos John me dejé a metros de la entrada de la institución y luego se retira para buscar un lugar en el estacionamiento.
—Hola Jan —Thomas me saluda y le correspondo pero entonces el comienza a caminar a la par que yo y temo que pregunte:
—¿Cómo estás?, ¿cómo estuvo el verano?
—Caluroso, siendo honesta no pensé que volverías a este lugar.
—No esta mal y mis padres tienen cosas ms importantes de que preocuparse así que me seguiré quedando con mi tía.
