C a t o r c e

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Thomas

—Dame un minuto Layla, antes debo pasar y avisarme a mi tía que volveré tarde.

—Bien, te espero junto a la maquina expendedora. La idiota se quedó con mi dólar ayer así que intentaré que me de mi chocolate aunque se lo tenga que sacar a patadas —aseguró —.

—Layla por favor no hagas eso, que no tendré argumentos para sacarte de ese lío.

—Claro que sí, eres el sobrino de la directora —responde —. Tienes pase libre, puedes hacer lo que quieras.

Al ver que iba a hacerla cambiar de opinión me decidí a seguir con lo mío.

—No me tardo vale —aseguré y terminé por girar el pomo de la puerta de la oficina de mi tía.

—Thomas —alzó la vista de los papeles que tenía en las manos y luego me miró por un breve segundo —. ¿Qué sucede?.

—Creo que Jan dice la verdad y creo saber quien fue la persona que orquestó esa... terrible broma.

—Thomas, ya hemos hablado de esto. No quiero te involucres más con esa niña.

—Esa niña ahora es mi amiga y te recuerdo que fuiste tu quien acudió a mi por ayuda.

—Pero se acabó, déjalo.

—No vine a pedirte permiso, pero creí que debías saberlo —dije y luego me di la vuelta para salir de la habitación sin darle tiempo para reprenderme por ello.

Cuando al fin encontré a Layla ella estaba desenvolviendo su barra de chocolate para después arrancarle un pedazo con los dedos.

Después lo devolvía de un escupitajo al bote de basura.

—¿No te gustó?

—Es que tiene almendras, odio las almendras. ¡Estúpida maquina! —alegó propinándole una patada al cristal de esta.

—No tienes que hacer eso —le aparte del camino con cuidado e introduje un dólar. —Pide lo que quieras.

—Thomas Campbell eres todo un caballero.

—Eso me han dicho.

Layla presionó el botón que le daba una soda y menos mal que así fue porque de lo contrario habría vuelto a llamar la atención del conserje que estaba al final del pasillo observándonos desde que la vio agredir la maquina por primera vez.

—Thomas ¿que te parece si vamos al cine?

—Claro.

—Podemos ir hoy, hay una película de terror que se estrena a la medianoche.

NO RULES  © NUEVA VERSIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora