Capítulo 5

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Mónica miraba a Madelaine, había estado hablando con alguien por teléfono y durante toda la conversación la había visto sonreír, por las pocas palabras que le habían llegado y por su entonación, se trataba de un niño pequeño. Los demás habían dejado las llamadas y se habían puesto con las redes sociales, menos ella que se había quedado mirando a aquel extraño grupo, su hijo parecía haber encajado bastante bien. Aunque las miradas que le lanzaba a Madelaine eran difíciles de discernir.

Todos se habían sentado en unos merenderos y habían ido sacando comida, Mónica se dio cuenta que Madelaine no dejaba de mirar a un lado y a otro

–¿Dónde está Eva?

-Estaba aquí hace un momento -dijo Agoney levantándose y mirando a todas partes

Todos se levantaron y comenzaron a llamarla

-Eva si es una broma no tiene gracia -gritó María

-¡Aquí! -llegó una voz desde un extremo del bosque

Todos fueron hacia la voz, hacia abajo no se veía nada más que árboles, la zona estaba bastante empinada

-Fue mala idea quitarle la correa -comentó Marcos

-Eva, ¿te encuentras bien? -gritó Alba

-¡No sé cómo subir!

-¿Hay algún camino para llegar hasta ella? -preguntó Mad a Mónica

-No, nunca he me desviado del sendero principal -negó Mónica

-¿Qué vamos a hacer? Podemos llamar a los guardabosques, Mónica conoce el idioma y el lugar, puede hablar con ell... ¡Mad no! -gritó Vane, pero era demasiado tarde

Mad había cogido su mochila y había comenzado a descender por aquel lugar, en un principio con cuidado, despacio, agarrándose a los asideros, pero hubo una parte en la que estaba demasiado resbaladizo y empinado y simplemente se dejó resbalar.

Mónica miraba la locura que acababa de hacer aquella mujer, sin conocer la zona, sin un plan ni pensarselo dos veces se había lanzado ante el peligro, sin saber si llegaría junto a la otra mujer de una pieza, lo vio admirable y una temeridad. Sin duda, aquella mujer debía importarle mucho.

-¡Mad!

-¿Qué pasa con Mad? -le preguntó Eva

-¡Ha ido por ti! -gritó Agoney

-¿Cómo la habéis dejado? -gritó Eva

-¡Estoy bien! -les llegó la voz de Mad-. Comed algo, yo traigo mi comida, comeré algo con Eva, cuando os pongáis en marcha avisad, os seguiremos siguiendo vuestra voz, en algún momento podremos juntarnos

-Mad, tu cabeza... -dijo Eva asustada

-Lo sé, solo es un rasguño -le aseguró Mad-. ¿Qué te pasa en el pie? -dijo agachándose al ver que le costaba apoyarlo

-Me lo he doblado al caer

***

Quince minutos más tarde, Madelaine agarraba a Eva por la cintura y comenzaban a andar, siguiendo las voces, pero media hora caminando, les había indicado que las voces ya no les llegaban, no sabían si porque ellas eran más lentas caminando o porque habían hecho algún giro y ya no estaban cerca. Esperaron cinco minutos, pero seguían sin escuchar nada

-¿Y ahora que hacemos? -preguntó Eva

-Seguimos, la montaña tiene que acabar en algún momento y habrá alguna forma de llegar al sendero, seguiremos andando hasta encontrarlo, lo peor es que nos de aquí la noche, pero aún queda para que anochezca.

Futuro RobadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora