Sonrió sintiéndose pleno mientras se mecía lentamente en su silla al ritmo de How deep is your love de Bee Gees, frente a él la larga ventana que rozaba el piso por unos centímetros y las cortinas traslúcidas de tonos rosáceos que se balanceaban con belleza mostrando las flores tejidas en ellas siendo tan pequeñas que a la lejanía parecían ser simples puntos de decoración a la tela fina.
En sus manos reposaba el libro que había captado su atención últimamente, su cuerpo se mantenía cálido por el suéter de lana color perla que su esposo le regaló, ese pans se color azul claro que combinó con sus calcetines de líneas del mismo color y unos zapatos ligeros de color oscuro encerrando sus pies con comodidad.
Le gustaba esa habitación que juntos habían diseñado con un estilo viejo y simplemente bello. Aquel que hace años había sido un estudio se terminó por convertir en una habitación con papel tapiz de un rosa tan pálido que llegaba a ser confundido con el blanco, líneas de diminitas flores decorando el papel e iluminando el mismo para darle vida, había un tocador con sus pertenencias en la esquina, al otro extremo un armario lleno de ropa que les gustaba compartir, del techo colgaban dulces hebras de diamantes que brillaban con la luz del sol enviando puntos de arcoíris a las paredes, la mecedora de madera blanca y la mesa con un tocadiscos y los discos de vinilo expuestos en una repisa esperando a que las viejas manos de sus propietarios los tomarán para ser elegidos y así llenar el silencio de una casa un poco vacía.
—Mi cielo —lo llamo pasando sus dedos tibios y con un rastro de humedad por su cuello, giro su cuerpo lo suficiente para recibir el beso en sus labios y el suspiro de una vida cerca de su oído cuando la caricia de esos labios finos se elevo hasta su frente donde recibió un segundo beso.
—¿Quieres que escuchemos algo? —JiMin asintió dejando a decision de su esposo lo que juntos escucharían esa tarde donde el ocaso rozaba sus rostros y le daba a la habitación un toque fantasioso con sus colores tostados. JiMin tomó del tocador la cámara y apuntó al cielo apretando el botón en el momento exacto en que una multitud de pájaros se elevo en el cielo hacía el horizonte.
Pronto pudo oír de fondo a Nat King Cole con YoonGi murmurando las letra de la canción moviendo su cuerpo lentamente al ritmo de un baile estirando sus manos para invitar al hombre que lo veía con una sonrisa en su rostro reflejante de los años que habían pasado ya.
—Sabes, a veces creo que te amo tanto que ni siquiera todos los años que he pasado a tu lado me dan las palabras o acciones necesarias para decírtelo como de verdad lo siento en el corazón —JiMin sonrió apoyando su frente en el hombro que por tantos años había sostenido sus pesares y alegrías.
—Lo sé, es irónico que cada mañana al despertar me guste decirte lo mucho que te amo y aún así seguir sintiendo que las palabras no hacen justicia a mis sentimientos por ti.
Se separaron con lentitud al ver tres cabelleras asomadas por una abertura de la puerta, curiosos y enternecidos de ver a sus viejos padres seguir siendo tan amorosos como lo recordaban desde su lejana niñez.
—Lo sentimos, no queríamos interrumpir pero los llamamos al entrar y nadie respondió —JungWoon fue quien los justificó abrazando a cada uno y dejar en sus mejillas un beso. Detrás de él estaba ChiHoon con su pequeño vientre abultado y tuvieron más cuidado al abrazarlo, el rubio sonriente cuando las manos de sus padres tocaron el hogar de su nieta que nacería en unos meses.
—Es más pequeña de lo que pensé, tal vez se parezca a tu papá JiMin —se burló YoonGi de la estatura de su esposo (aunque ellos medían casi lo mismo) y recibió el empujón del rubio mayor en su pecho.
Ambos se rieron cuando Sunoo se abrió paso entre sus hermanos para pegarse a los dos mayores con esa gran sonrisa que era una mezcla exacta entre ellos dos y sus apariencias de jóvenes. Salieron de ahí para saludar a las parejas de sus hijos, los vieron ya sentados en la mesa con todo preparado y dejando dos sillas juntas para la pareja mayor.
—Quería volver a tener una cena con toda mi familia ya reunida —avisó YoonGi sacando una sonrisa en sus hijos que se alegraron de haber cumplido con un deseo de su padre sin saberlo.
Y mientras todos cenaban JiMin se dió cuenta de lo brusco que había sido el destino, su hijo que se negaba al amor ahora veía con devoción a su novio, pronto serían abuelos de una dulce niña y el menor de sus hijos ya estaba viviendo junto al que veían sería su esposo en unos años más.
Entonces cuando vio a su esposo un sentimiento de gusto y tristeza lo invadió. Porque era tan feliz por tenerlo a su lado que jamás fue consciente de que ya no tenían diecisiete años, estaban a punto de ser abuelos y eran padres de grandes personas que los seguían visitando casi a diario. Cumplieron el sueño de formar una familia y verla crecer, el deseo de tener una casa propia a la que llamarían su hogar y finalmente como lo prometieron en el altar, estarían juntos por la eternidad en las buenas y malas.
La historia ya está por terminar.
Si no recuerdo mal tengo más de dos años escribiendo está saga y por eso me rehúse mucho a continuar porque significa cerrar un ciclo y comenzar otro.
Los amo bebés. 💜
ESTÁS LEYENDO
Our eternity³ • YoonMin;윤민
FanfictionTerminada | ❛ Nuestro pequeño amor se convirtió en un pedacito de cielo que nos hizo aún más dichosos de amar. ❜ Habían pasado los años, momentos llenos de felicidad y algunos pequeños problemas que podían ser solucionados gracias a la confianza y a...