--Narra Pedri--
Llegué a la habitación de mi antigua casa de Tegueste, iba a entrar en la habitación y me encontré a alguien en mi cama. Creía saber quién era, por la forma del cuerpo y el pelo.
- ¿Cris?- pregunté para asegurarme.
- ¿Pedro?- pasó de tumbarse a sentarse en la cama.
- ¿Tú qué haces aquí?
- Me dijeron que iba a dormir aquí toda la semana, contigo. Creeme que a mí tampoco me entusiasma la idea.
- Si te digo la verdad, a mi sí me entusiasma.- ella si iba a tumbar pero la detuve.- Oye, ¿te pasa algo conmigo?
- ¿Estás de broma?
- No. Es que creo que me contestaste un poco borde hoy en el aeropuerto y ahora.
- Pedro, me hiciste daño, ¿te lo recuerdo?
- Pero si eso fue hace como 8 años. ¿Todavía estás enfadada por eso?
- ¿Todavía?¿Te recuerdo el daño que me hiciste? La verdad es que no me ayudaste nada cuando mis padres se divorciaron. Todo lo contrario, me apartaste de tu vida como si no fuera nadie. Te distanciaste y nunca me diste una respuesta.
- Perdón, ¿vale? Fui un imbécil, lo sé, pero ahora ya he madurado. ¿No me puedes dar una segunda oportunidad?- sonaba muy desesperado.
- Ya te dí muchas oportunidades. No sé si creerte.
- Creeme por favor.- le supliqué.
- Déjame que lo piense y mañana te doy una respuesta.- no le dije nada, me conformaba con eso.
Deseé con todas mis fuerzas que llegara la mañana del día siguiente, no solo porque iba a ser el Baby Shower de mi ahijado, si no que también la chica de la que sigo locamente enamorado me dirá si me da otra oportunidad o no.
Por fin salió el sol, un rayo de luz salió por la ventana proyectándose en mis ojos, lo cual me hizo despertarme. Me levanté y fuí a la cocina a hacer el desayuno, para mi y para todas las personas que estaban en casa en ese preciso momento, pero no. Resulta que mi hermano mayor ya estaba haciendo tortitas para todos. Olían genial, eso hizo que Cris se levantara con una sonrisa de lado a lado.
- Que bien huele.- dijo mientras cerraba los ojos. Yo la cogí del brazo para apartarla y poder hablar.
- Oye, ¿has pensado lo de la segunda oportunidad?- le pregunté mirandola a los ojos.
- Sí. Verás, yo aún te quiero y me sigues gustando, pero me costó mucho pasar por lo que pasé.
- Te prometo que no vas a volver a pasar por lo mismo.
- No lo entiendes Pedro. Te voy a dar una segunda oportunidad, pero para ser amigos. ¿Vale?
- ¿Solo amigos?- mi voz sonaba rota.
- Por favor, respeta mi decisión.
- Si es lo que quieres, lo acepto.- me costó aceptarlo, pero prefiero ser su amigo a no ser nada.
- Bien. Amigos.- descendió sus brazos para darme un abrazo, y eso hice.
Por fin llegó la tarde, donde sabríamos el género del bebé. Antes de eso, Cris y yo paseamos un poco para contarnos todo lo que nos pasó durante estos últimos 8 largos años.
- Hey, ¿qué te parece si hacemos una apuesta?- me preguntó.
- Vale, ¿qué apuesta?
- Si yo adivino el sexo del bebé me invitas a unas copas, pero si lo aciertas tú... ¿qué quieres?