--Narra Estef--
Me desperté en la cama de Gavi, me sentía agusto, me sentía en casa. No me levanté, me gustaba sentir la presencia de Pablo detrás mi. Cuando pasaron 5 minutos, lo escuché despertarse. Yo me dí la vuelta al darme cuenta de que sus brazos ya me abrazaban.
- Buenos días Estefa.- me dijo él con los ojos medio cerrados.
- No me vuelvas a llamar así, te prometo que si te escuchó ese nombre otra vez, me voy a dormir a casa de Cris.- le dije yo un poco picada.
- Pero es que me gusta ver como te pones.
- O puede que me vaya a dormir a casa de Matteo.- le dije levantándome de la cama.
- Vale, no, perdón ya no te llamaré así nunca más, te lo prometo.- me intentó convencer levantándose de la cama corriendo y cogiéndome de la mano para impedir que saliera de la habitación.
- Vale, pero no me vuelvas a llamar así. ¿Vamos a desayunar? Creo que mi hermano iba a hacer tortitas.- le comenté saliendo de su cuarto.
- Qué ganas, me encantan las tortitas.- me reí.
Mientras bajábamos las escaleras, un olor asqueroso y repugnante, nos daba náuseas.
- ¿Qué es lo que huele tan...?- dijo Gavi, pero al ver que Pedri estaba cocinando no terminó la frase.
- Buenos días pareja, qué bien dormisteis anoche, eh- dijo mi hermano con una sonrisa pícara. Pablo y yo nos reímos nerviosos.
-¿No me dijiste que tu hermano iba a hacer tortitas?- me preguntó susurrando.
- Sí, pero pensaba que era el mayor que él sí que sabe cocinar.- le contesté yo.
- Oye, que os puedo escuchar. Susurrar no es precisamente vuestro punto.- dijo Pedri mientras sacaba las tortitas de la sartén.- Fer, baja a desayunar, no me dejes con estos dos.- le gritó mi hermano al mayor desde el piso de abajo y él lo obedeció.
- Bueno, a ver qué os parecen las tortitas.- dijo Pedri frotándose las manos. Los tres las probamos, se podía ver que teníamos mucha hambre, pero nada más meternos el primer trozo a la boca se nos fue el apetito. Mi novio y mi hermano mayor, escupieron la tortita y justo cuando yo lo iba a hacer, vi la cara de Pedro disgustado con su trabajo. Me dió pena.
- Mmm, qué rica.- dije yo intentando tragarmela. Fernando y Gavi me miraron sorprendidos.
- Veis, mi hermana pequeña tiene buen gusto, a ella sí que le gustan mis tortitas.-Era la tortita más asquerosa que había probado en mi vida. Cuando ya por fin la tragué, pude notar como mi estómago lo rechazaba y volvía a subir por donde bajó. Me disculpé y subí corriendo al baño de arriba y Pablo venía detrás mío. Abrí la puerta corriendo y me tiré al suelo enfrente del retrete. Gavi me cogió el pelo para evitar desastres.
- ¿Estás mejor?- me preguntó cuando ya había terminado.
- Aj, qué asco. Sí, ya me siento mejor.- me levanté con su ayuda, me lavé los dientes, la cara y bajamos.
- No te habrá pasado eso por mis tortitas, ¿no?- preguntó Pedri.
- No, no, qué va.- mentí.- Seguro que fue algo en mal estado que comí ayer.
- Eso o estás embarazada.- me sorprendí al escuchar aquel comentario. Sabía perfectamente que no lo estaba, esa misma mañana me había bajado la regla y usamos protección.- ¿Os creéis que no os escuchamos ayer por la noche?- otro más, ¿acaso no pasamos ya suficiente vergüenza?
- Bueno, Pedri y yo tenemos que entrenar. Estef, ¿te llevamos al instituto?- asentí, pero mis hermanos negaron por detrás.
- ¿Cómo vas a ir al instituto con lo que has echado hace 10 minutos?- preguntó Fer.