Zoro caminó con un vaso de vino hacia el comedor, sentándose al lado del casi trono que Mihawk poseía en aquel lugar. Estaba aburrido, pues su maestro yacía en la sala con el pelirrojo, hablando de cosas que a el no le interesaban en lo más mínimo.
Tomó un libro sobre espadas que Mihawk guardaba en su estantería y se dispuso a leerlo, sin afán alguno.
Fue cuando media hora después, Shanks sube con una caja de dulces y maní, guardándolo en la estantería del comedor.
—No dejes que nadie saque —. Le pidió, escondiendo la caja. Zoro asintió con la cabeza, sin quitar la mirada del libro.
Un silencio abundó el castillo. Las risas de Shanks cesaron, los fantasmas de Persona no aparecían y los pasos de Mihawk no se escuchaban.
Pasaron aproximadamente treinta minutos cuando Zoro miró hacia el ventanal, con vista al lago.
En ello, escucha los pasos de Mihawk subir por la escalera, haciendo que el peliverde mirara hacia la entrada del comedor.
Mihawk entró en un par de segundos, mirando lado a lado, buscando algo.
"¿Qué estará buscando?" Pensó, mientras lo seguía con la mirada.
Mihawk abrió el estante, y soltó una risa traviesa, sorprendiendo al espadachín.
Zoro estaba en una posición en donde podía mirar todo lo que hacia, por lo que dedujo que iba a sacar un par de dulces, tal como un niño pequeño.
Mihawk estiró la mano hacia la caja escondida, sin poder ocultar su emoción.
—Deja eso ahí, Shanks me pidió qué... —No alcanzó a terminar, pues el azabache levantó su dedo índice, en un modo que guardara silencio.
Zoro se calló, ya no podía hacer nada, y tampoco tenía ganas de pararse y ponerse a pelear con el mayor. Solo se dispuso a mirar, procurando que no sacara muchos dulces.
Mihawk sacó la caja y la acercó hacia el, abriéndola y comiendo un par de maníes confitados, sus favoritos.
Iba por el tercero cuando la puerta se abrió, asustándolo por la presencia de su amigo en el comedor.
Zoro sonrió, pues estaba a punto de presenciar una pelea tonta entre dos grandes potencias mundiales.
Mihawk, en un intento de salir de aquella situación, llenó su boca de aquellos dulces que estaba en su mano, arrepintiéndose de inmediato por su complicación al hablar.
Shanks no necesitaba preguntar que estaba haciendo, pues lo había visto perfectamente. Aún así sonrió, era poco común ver a su amigo hacer algo indebido.
—Taka no me...
El nombrado se tensó un poco al escuchar al pelirrojo detrás suyo, pero soltando una risa que contagió al peliverde.
—¿Qué estás haciendo Taka no me? —Shanks se acercaba paso a paso hacia su amigo, haciendo que éste riera aun más con la boca llena.
Y es que no podía masticar por la cantidad que tenía en su boca, y también su risa le impedía tragar. Estaba metido en un problema.
Shanks le tomó del hombro y le hizo girar, sonriendo al ver a su amigo con las mejillas llenas y sucias de maní.
—¡Te estás comiendo mis dulces! —Gritó, mientras con su mano intentaba abrirle la boca.
Mihawk y Shanks se pusieron a pelear; Shanks intentando quitarle sus maníes de su boca y Mihawk quitando aquellas manos de su cara. Los dos estaban riendo, ignorando la presencia del peliverde, quien veía divertido la escena.
Mihawk finalmente logró tragar los dulces, haciendo que Shanks finalmente se rindiera.
—¡Me los debes!
—Te lo devolveré con un buen vino.
—Pareces un niño robando dulces —. Mihawk golpeó su espalda con cariño, bajando las escaleras en busca del aperitivo, dejando a Shanks y Zoro solos en el comedor.
—¡Te pedí que vigilaras!
—Perdona, Akagami, pero no puedo desobedecer las órdenes de mi maestro.
•••
se que esto no tiene mucho que ver con zoro, pero soñé ésta escena y quise compartirla con ustedes <3