Lo que no fue no será —José José
"En tus manos yo aprendí a beber agua"
—Marimo-kun —. Suspiró en el pecho del peliverde, dibujando círculos con su dedo en éste.
Zoro cerró sus ojos, maldiciendo su debilidad por el rubio, maldiciendo dejar ser tan llevado por su necesidad carnal.
Anoche había bebido demasiado en la fiesta que sus compañeros organizaron para su cumpleaños. Y entre copas y copas terminó acostándose con el amante más extraño que había tenido.
No negaba no estar enamorado. Definitivamente lo estaba. Estaba enamorado de cada facción de Sanji; su tez pálida, su cabello dorado, sus cejas rizadas, sus manos... pero también sabía que éste solo lo tenía "para el rato", como solía decir después de tener sexo.
"Fui gorrión que se quedó preso en tu jaula"
Zoro había hecho todo lo posible para sentirse correspondido, pero sabía que él para su amado no era más que otro ser humano más que caía en sus encantos.
Cerró sus ojos cuando sintió que el rubio se levantaba de su cuerpo. "Debo preparar la comida" era su excusa de siempre.
"Porque yo corté mis alas y el alpiste que me dabas"
Pero esa vez iba a ser diferente, definitivamente no permitiría dejar ser pisoteado tan fácil.
—¿Qué soy para ti? —Preguntó abruptamente, sorprendiendo a Sanji. —¿Qué eres para mi? —Zoro asintió expectante, mirando sus ojos azules.
—Un compañero del barco donde navego.
"Fue tan poco y, sin embargo, yo te amaba"
—¿Solo eso? —Bajó la mirada a sus manos pálidas, que abotonaban lentamente su camisa azul rayada. —¿Solo soy eso para ti?
—¿Qué más esperabas, Zoro? —Tomó sus pantalones negros que yacían tirados en el suelo, justo al lado de las katanas del espadachín.
—Esperaba ser algo más especial para ti... después de todo lo que hemos pasado —. Enfatizó en lo último, recibiendo una mirada de asco por parte del cocinero.
"Fue mi canto para ti siempre completo"
—Pues no lo eres, cabeza de musgo, no eres nadie para mi, nadie. Solo eres el espadachín del barco en el que vivo, solo un compañero más de esta tripulación con el que me gusta acostarme de vez en cuando. No esperes algún día que seas algo más para ti, porque no sucederá.
Zoro se quedó quieto en su puesto, mirando como Sanji se vestía con rapidez. Sus palabras lo habían herido en lo más profundo de su ser.
"Pero me dejaste solo, confundido y olvidado"
—Yo no quiero ser alguien más para ti —. Finalmente se había armado de valor, no se iba a dar por vencido.
—¿Es que no entiendes? ¡No me interesas! —Pateó con fuerza el piso, frustrado, asustando un poco al espadachín por el cambio drástico de situación.