HIERBA MALA NUNCA MUERE.

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Mehmed se bajo del caballo y corrió a empujar a Suleiman, ayudando a levantar a Hurrem, la cuál lo miraba con lagrimas en los ojos, volteo su cabeza un poco y la vio, vio a su hija con Ahmed

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Mehmed se bajo del caballo y corrió a empujar a Suleiman, ayudando a levantar a Hurrem, la cuál lo miraba con lagrimas en los ojos, volteo su cabeza un poco y la vio, vio a su hija con Ahmed.

Su pequeña niña lucia radiante, se encontraba con un pantalón y una camisa, Kosem tenia el cabello completamente suelto y la miraba, miraba a su madre con emoción y cariño.

──¡Luces genial!──Grito Kosem desde el caballo.

Los ojos de la Sultana Polaca se aguaron, era ella, ahí estaba, viva, a pocos metros suyo y al frente suyo, estaba el amor de su vida respirando y tomándola de las manos.

──¿Como?──Pregunto con la voz temblorosa.

──En mi caso fue una herida superficial, sangra mucho, pero en realidad no hay daño alguno.──Explico el Safavida mientras colocaba un mechón del cabello rojo detrás de la oreja de su esposa.

──Te abrazaría pero...──Indico Hurrem con cariño viendo su armadura llena de sangre.

──No te preocupes por eso, después de esto, tendremos todo el tiempo del mundo para abrazarnos.

Suleiman se levanto y Mustafá junto con Taçlicali se posicionaron a su lado, Mustafá a la derecha y Taçlicali a la izquierda, Ahmed y Kosem no dudaron en venir, Ahmed se coloco frente a Taçlicali y Kosem al frente de Mustafá, cada quien con su oponente.

Dirigiéndose una ultima mirada grupal, cada quien decidió atacar a su oponente correspondiente, Suleiman peleaba con dos espadas en la mano, para evitar la espada de Hurrem y la espada de Mehmed.

Ninguno de los tres iba a dejar vivo al otro, Hurrem quería venganza, Mehmed quería proteger a su esposa y Suleiman quería que Hurrem volviese a estar a sus pies.

La danza de espadas era evidente desde donde sea que lo vieras, Sah observaba la escena junto a las otras mujeres, sonriendo y animando a los Safavidas para que ganasen.

En esta batalla estaban claro los ganadores, ellos seguían vivos, eran el apoyo que Hurrem necesitaba y aparecieron justo en el mejor momento.

Hatice miraba la escena indignada, ¿Cómo rayos esa niña seguía viva? Si era evidente que había muerto, es más, no entendía como esos dos seguían respirando y dando batalla en la guerra.

Todos los que estaban en la torre eran consientes de que el cuerpo del Sultán Safavida habia sido retirado del campo de batalla.

──Sultanas.──Llamo un Agha temeroso.

──¿Qué ocurre Zumurod?──Pregunto Ayse Hafsa.

──Hubo un incendio en la planta baja del palacio, lamentablemente no llegamos a tiempo para salvar a sus nietos, lo siento mucho.

Gulnilhal y Mükerrem bajaron como almas que se las lleva el viento, encontrándose con la habitación de Mahmud incinerada, el grito por parte de las dos mujeres no se hizo esperar, la Valide lloro amargamente la muerte de sus príncipes, esta dinastía cada vez se veía más y más alejada de la victoria.

𝐿𝛼𝑠 𝐿𝜀𝜎𝜋𝛼𝑠 𝐷𝜀 𝑇𝜎𝜌𝜅𝛼𝜌𝜄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora