Hace un mes que habían llegado al reino de Polonia, el corazón de Hurrem sangraba a cada paso que daba, dolía, dolía en el alma estar lejos de sus demás hijos, ¿Cómo estaría Mehmed? El era hiperactivo no podía estar mucho tiempo quieto, solo ella sabia como mantenerlo controlado, Selim era demasiado Tímido por lo que los otros príncipes siempre lo molestaban, ella ya no estaba ahí con el para defenderlo.
Y Bayaceto....Bayaceto tan solo era un bebé, odiaba la idea de que el creciera con resentimiento hacia ella por no haberlo criado.
Por otro lado, había conocido a la Reina Alka, la cual fue bastante amable y cariñosa con ella, aquello de alguna manera hizo sentir mejor a Hurrem, la Reina le causaba una calidez en el corazón inexplicable, como si se conocieran desde hace mucho tiempo.
Cuando ella llego, todo el palacio estaba de luto, su hija, la princesa Ana, habia muerto de tuberculosis, dejando a Polonia sin heredero al trono, claro estaba que como en todas las monarquías, los buitres que deseaban el poder estaban acechando el trono.
──Reina.──Llamo Hurrem viendo a Alka jugar con Mihrimah y Kosem en el jardín del castillo, a decir verdad, ellas tres formaban un hermoso cuadro, parecía una abuela jugando con sus nietas.
──Sultana.──Sonrió Alka invitándola a jugar con ellas.──Venga, las niñas y yo estamos divirtiéndonos.
──Espero que no sean un problema para usted.
──Al contrario, para el Rey y para mí son como las nietas que nunca tuvimos, hubiese deseado que mi Elizabeth o mi Ana se hubieran casado.
──¿Elizabeth también murió?──Pregunto Hurrem muy indiscretamente.
──Mihrimah, Kosem.──Llamo Alka suavemente.──El Rey necesita un poco de alegria, ¿Pueden hacerme el favor de alegrarle la mañana?
──Si.──Dijeron ambas al Unísono y agarradas de la mano salieron en busca del Rey Charles.
Alka se sentó en el sofá que habia en el jardín e invito a Hurrem a sentarse con ella, la Rutena acepto y se sentó al lado de la Reina, ambas mirándose fijamente a los ojos, volviendo a sentir esa extraña conexión.
──¿Sabes?──Empezó la Reina.──A veces siento que te conozco de toda la vida Hurrem, me haces sentir como si fueras una parte de mí.
──Yo siento lo mismo.
──Lo que te voy a contar, es algo muy doloroso para mí.──Alka tomo las manos de Hurrem entre las suyas.──Tuve una hija antes que Ana, ella era Elizabeth, mi adorada niña de cabellos rojos y ojos celestes.──Volvió hacer una pausa tomando aire.──Cuando mi pequeña tenia cinco años, al imperio Otomano se les ocurrió atacar nuestro reino para quedarse con sus riquezas y territorios, en ese entonces el Sultán Selim Khan deseaba con todas sus fuerzas nuestro hogar...
──No tiene por que contarme si no quiere...
──Quiero hacerlo Hurrem.──Sonrió Alka.──En ese entonces Charles y yo no estábamos seguros de lo que iba a pasar, así que decidimos enviar a nuestras dos hijas a un pueblo lo suficiente alejado de la capital, primero enviamos a Eli, al pueblo de Rutenia, la enviamos a vivir en la casa de un sacerdote del lugar.
──¿Rutenia?──Pregunto Hurrem sorprendida.
──Tu eres de allí, ¿O me equivoco?
──No se equivoca en lo más mínimo majestad.──Susurro Hurrem mirando a la reina como si intentase hacer memoria.──¿Puede seguir contándome?
──No alcanzamos a enviar a Ana, por lo que la escondimos en lo más profundo del castillo, para que nadie se diese cuenta de que ella estaba allí, afortunadamente logramos que los Otomanos cesaran con la guerra, no íbamos a ceder nuestro amado reino de ninguna manera.──Alka miro a Hurrem.──La guerra duro aproximadamente unos 10 años, es decir que termino cuando tu tenías 14.
──Por eso era difícil conseguir comida en nuestra aldea.
──Así es, lamento que Rutenia haya tenido que pasar por eso.──Alka sonrió levemente.──Una vez terminada la guerra, quisimos traer a Elizabeth de vuelta, ella era la legitima heredera al trono, pero simplemente la mujer a la que le entregue a mi hija, nunca escribió una respuesta.
──Que mujer tan cruel, ¿Cómo no pudo devolverle a su hija?
──La entiendo, Elizabeth era una niña tan dulce, era imposible odiarla, supongo que la mujer se encariño con ella y considero que yo no era la más apropiada para cuidar de ella nuevamente, ya que en cierto punto la abandone.
──Pero usted no lo hizo con mala intención, siempre pensó en protegerla.
──De buenas intenciones esta empedrado el infierno, Hurrem.──La reina sollozo.──Luego me entere de que Rutenia había sido conquistada por los Otomanos, arrancándole la vida a todo el que vivía allí, llevándose a las mujeres para el Harem del nuevo Sultán, él Sultán Suleiman Khan.
──Ese maldito, siempre causándole dolor a todos.──Murmuro Hurrem con evidente enojo.
──Dime Hurrem, ¿Llegaste a ver a la hija del sacerdote? Nuestro cabello rojo es linaje de nuestra Familia y lo suficientemente llamativo para el todos, por lo que supongo que la habrás llegado a ver.
──Lo lamento, pero la única niña pelirroja era yo.──Respondió Hurrem.──Hija del único sacerdote de nuestra Rutenia, Harvylo Lisowska y Leksandra Lisowska.
──¿Que?──Alka palideció al escuchar los nombres.──¿Leksandra Lisowska?
──Si, ella es mi madre, a quien más extraño desde que los Otomanos atacaron a mi Rutenia, daría lo que fuese por tenerla conmigo y escuchar sus consejos.──Hurrem cayo en la cuenta de todo lo que le había contado Alka, levanto la mirada y la observo.
Ambas se observaron y eran prácticamente idénticas, las dos tenían la piel blanca, el cabello rojo y los ojos celestes, eran dos gotas de agua, en este último mes Hurrem había podido notar que Alka y ella tenían demasiado en común, los mismo gestos, la misma manera de reaccionar en algunas situaciones.
──¿Cómo podemos estar tan ciegas?── Susurró Alka conteniendo las lágrimas.──Eso explica nuestra conexión.──Sin pensarlo más, la reina rodeo a Hurrem con sus brazos.──Mi Elizabeth.
──¿Madre?── Pregunto Hurrem sin creerlo para corresponderle el abrazo a Alka.──Eso explica por qué no me parecí nunca a mis padres, eso resuelve porque nunca sentí que encajaba en mi hogar.
──¿Crees que puedas perdonar mi error?
──No hay nada que perdonar.──Sonrio Hurrem alejándose un poco de su madre.── Yo también soy madre, por culpa del Sultán Suleiman tuve que despedirme de mis hijos dejándolos en manos de una adorada amiga, Sah Sultan, todo lo que hago lo hago para protegerlos y por eso te entiendo.
Alka sonrió y luego de un rato volvieron a abrazarse.
──Le agradezco a mi señor por permitirme reunirme contigo nuevamente.──Susurro Alka en el oído de Hurrem.── Te prometo que todo lo que me quedé de vida, me dedicaré a cuidarte y aconsejarte tal y como siempre debió ser.
──Estaré encantada de tenerla conmigo.
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𝐿𝛼𝑠 𝐿𝜀𝜎𝜋𝛼𝑠 𝐷𝜀 𝑇𝜎𝜌𝜅𝛼𝜌𝜄
Narrativa Storica𝐇𝐮𝐫𝐫𝐞𝐦 𝐒𝐮𝐥𝐭𝐚𝐧 𝐬𝐨𝐥𝐨 𝐭𝐮𝐯𝐨 𝐮𝐧𝐚 𝐡𝐢𝐣𝐚, 𝐞𝐬𝐨 𝐞𝐬𝐭𝐚 𝐜𝐥𝐚𝐫𝐨 𝐲 𝐞𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐝𝐞 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚, 𝐩𝐞𝐫𝐨 ¿𝐘 𝐬𝐢 𝐕𝐚𝐥𝐢𝐝𝐞 𝐊𝐨𝐬𝐞𝐦 𝐒𝐮𝐥𝐭𝐚𝐧 𝐡𝐮𝐛𝐢𝐞𝐫𝐚 𝐬𝐢𝐝𝐨 𝐬𝐮 𝐡𝐢𝐣𝐚? ¿𝐐𝐮𝐞́ �...