Min

2 0 0
                                    

*Tres días después de la ceremonia*

La ceremonia de coronación ya había pasado, ya era un Faraón, pero, me da igual, no me siento un Faraón, no me sienta nada, no siento nada. Mi día se resumía en levantarme temprano, arreglarme, y sentarme en el trono a escuchar las quejas de mi mujer y de otras personas a las que no conocía,  pero que se fiaban y apoyaban totalmente de mi.

Y no es que me queje, enserio, se que hay personas que viven en unas condiciones desastrosas y yo tengo que comer siempre lo que me de la gana y solo hablo y ya se ponen a mi pies snwd(í)w personas como mínimo, a parte es algo a lo que siempre he aspirado, a tener la confianza de las personas, a ser capaz de solucionar todos esos problemas y a ser capaz para que las personas que viven situaciones deplorables dejen de vivir así. Pero me veo totalmente incapaz. Y se que es egoísta de mi parte, que no debería de mezclar las cosas, pero desde que  vi a ese chico, desde que vi a ese chico y lo que había sentido, desde que vi a ese hico con esa ch..

No puedo ni pensarlo.

--Faraón, su baño esta ya preparado.

No conteste, pero la persona se fue y yo me levante, me dolía la cabeza, pero ya me da igual, me había estado doliendo todos estos días por la mañana y por la noche, cuando lloraba sin motivo el dolor se convertía en palpitaciones, era todo muy raro, ya ni se como me siento.

Fui al baño, me metí, el liquido blanquecino esta caliente y siento que la pierna que tengo dentro a desaparecido, voy metiéndome poco a poco hasta que termino con el liquido hasta el cuello y meto la cabeza.

No se que me pasa, pero estoy arto, soy un puto Faraón joder, puedo hacer lo que se me antoje, y tengo una mujer preciosa ahí fuera esperando con ansia verme, no tengo por que estar mal por, por un niñato, no pienso estar mal por un niñato.

Sali de la bañera, y con la tela me tape mis partes mientras salía del baño, recorrí mis aposentos y me dirigí al salón de mi trono, ahí estaba mi mujer, la mujer a la que siempre aspire tener, a la que todos esperasen que tuviese, y la conseguí.

¿Pero la merezco?

¿Pero la deseo?

No lo se, aun que tampoco me voy a poner a averiguarlo.

Cuando llegue a donde estaba me puse a su altura y la bese, como nunca lo había hecho. Seguimos así por más tiempo, cada vez notaba como alguna parte de su cuerpo palpitaba cada vez más y más fuerte, cada vez notaba como se iba pegando a mi, cada vez notaba como me pegaba más a ella. Se separó, y sin darme explicaciones me cogió de la mano y me llevo a los aposentos que sí eran nuestros, a los que compartimos y aun así no hemos ni tocado.

Anat me empujó a la cama mientras se va quitando todo lo que la estorba, su pelo es de un negro precioso, se va subiendo lentamente sobre mi poco a poco, hasta que sus labios vuelven a llegar a mi, la sigo el ritmo, comienza a quitarme lo que me sobra, acabamos desnudos, uno sobre el otro, pero,  no lo se, pensé que si algún día llegaba a hacer esto seria increíble, pero, me siento exactamente igual.

Ahora Anat esta tumbada a mi lado, sudando, sonriendo, jadeando, se que se siente increíble, estoy seguro de que ahora mismo siente demasiadas cosas juntas, pero en si esta feliz, y ella no lo finge, sin embargo yo sí, y se que debería estar feliz ya que ahora si somos un matrimonio totalmente consumado y todo eso, pero, me siento decepcionado, no es como llevaban toda la vida diciéndome.

Después de un rato, me despierto, y decido salir, creo que no puedo estar más en esa cama junto a Anat, que yo la quiero mucho, pero, no se si la quiero como debería de hacerlo.

Salgo y simplemente camino, no se como narices pero he llegado al patio, la verdad, nunca había salido aquí, no me había llamado la atención, pero ahora es justamente lo que necesito, los dioses totalmente brillantes me miran en la oscuridad de la noche, ojalá, el Faraón tuviese de verdad el poder de hablar con los dioses, por que por mucho que me hallan escogido ellos, nunca he hablado con  ninguno, ojalá algún día me den una señal de que me observan, de que me apoyan, de que no se han confundido eligiéndome.

No entiendo por que me siento así, creo que es por que ahora tengo mucha responsabilidad en mis manos... Pero, la verdad es que me prepararon para esto, y siempre supe que lo haría bien, nunca dudé, en ningún momento me lo plantee, por eso también creo que me engaño a mi mismo, y que no quiero aceptar que estoy mal por alguien a quien no conozco, y no conoceré nunca.

....

Nunca le conoceré...

Cierto, jamás le conoceré, no se nada de su existencia, y el solo me conoce por ser el Faraón, en mi vida le volveré a ver, jamás nos volveremos a encontrar o siquiera hablar, no tiene sentido que este así por alguien que no volveré a ver jamas.

Y lo que dije antes era totalmente verdad, tengo a una mujer preciosa esperando por mi en la cama, y yo que estoy aquí como un dushbaj.

Volví donde estaba Anat, me tumbe a su lado y la empecé a observar, a observar su ancha nariz, sus gruesos labios, sus grandes pestañas y marcadas cejas, su piel morena y lisa, y su pelo negro y rizado cayendo por su frente.

Al cabo de un rato mirándola, me di cuenta de que su belleza era impresionante, y que quizás se igualaba a la de la diosa Hathor, con todos mis respetos. Me di cuenta de que tenia una suerte impresionante, aun así, no la puedo querer de la manera en la que se lo merece, y poco a poco me fui durmiendo en sus brazos...





Morir De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora